
Quienes han menstruado alguna vez saben que cada periodo es diferente. El ciclo menstrual puede verse fuertemente afectado por una variedad de factores internos y externos, incluido nuestro estilo de vida, las fluctuaciones de peso y las infecciones. Sin embargo, uno de los factores más comunes y generalizados es el estrés.
Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), más de una cuarta parte de los adultos informan que se sienten “demasiado estresados para funcionar la mayoría de los días”, y una encuesta de la consultora McKinsey and Co de 2022 encontró que 40 por ciento de las mujeres trabajadoras se sienten agotadas en sus profesiones “siempre” o “a menudo”.
Los niveles de estrés crónicamente altos se asocian con una variedad de problemas de salud física y mental, que incluyen ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares, asma, diabetes y fatiga crónica. Por lo anterior, quizá no sea sorprendente que el estrés también pueda afectar la menstruación.
“Manejar el estrés es crucial para mantener la salud menstrual”, dijo a Newsweek Melanie Bone, consultora obstetra y ginecóloga.
“Cuando experimentamos estrés nuestros cuerpos liberan cortisol y otras hormonas del estrés como la adrenalina. Los niveles elevados de cortisol pueden suprimir la producción de hormonas reproductivas como el estrógeno y la progesterona, que regulan el ciclo menstrual. Esta alteración hormonal puede provocar un retraso en la ovulación o incluso una falta de ovulación”, agregó la también directora médica estadounidense de la empresa de salud ginecológica Daye.
Bone apuntó que, a través de la evolución, este circuito de retroalimentación pudo haber jugado un papel importante en nuestra supervivencia. “Desde una perspectiva biológica, el cuerpo detiene la ovulación en momentos de mayor estrés para no agregar más estrés que podría ser causado por un embarazo”, aclaró. Aun así, los efectos resultantes en nuestros ciclos menstruales pueden ser, en el mejor de los casos, desconcertantes y debilitantes para muchas.
En palabras de la consultora obstetra, biológicamente estos cambios pueden manifestarse como periodos irregulares o ausentes, cambios en el flujo menstrual y alteraciones en la duración del ciclo. Algunas mujeres pueden experimentar ciclos más largos, mientras que otras tienen ciclos más cortos o periodos más frecuentes. La imprevisibilidad puede ser frustrante y preocupante para muchas.
“Los periodos muy poco frecuentes pueden provocar una acumulación del revestimiento del útero, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de hiperplasia o cáncer de endometrio si no se trata”, dijo.
Más allá de afectar la regularidad del ciclo, el estrés también puede hacer que el periodo se sienta mucho peor cuando finalmente llega. “El estrés puede exacerbar muchos síntomas menstruales comunes”, subrayó Melanie Bone.
“Las mujeres y las personas asignadas como mujeres al nacer, bajo estrés crónico a menudo, informan cólicos menstruales más intensos, sangrado más abundante y mayores cambios de humor o irritabilidad durante sus periodos. Además, la tensión física que a menudo acompaña al estrés puede contribuir al aumento del dolor de espalda y de cabeza durante la menstruación”, precisó.
A tenor de la ginecóloga, el estrés también puede empeorar los síntomas del síndrome premenstrual (conocido como PMS, por sus siglas en inglés), como sensibilidad en los senos, hinchazón y antojos de comida. Si tú estás luchando contra el síndrome premenstrual o un profesional te diagnostica trastorno disfórico premenstrual [PMDD, por sus siglas en inglés], añadió, controla tus niveles de estrés e invierte en relajación.
Actividades como meditación, ejercicio, acupuntura y caminatas largas son esenciales, ya que los niveles elevados de cortisol pueden empeorar la experiencia del síndrome premenstrual.
Cada persona responde de manera diferente al estrés y es importante encontrar tiempo para invertir en uno mismo y comprender qué estrategias de manejo del estrés nos funcionan mejor. “El manejo del estrés es profundamente personal y es necesario experimentar y encontrar los métodos que funcionen para ti”.
“Algunas intervenciones a considerar incluyen meditación, respiración profunda, yoga, realizar actividad física regular, mantener una dieta equilibrada rica en nutrientes y alimentos integrales, priorizar un sueño adecuado, establecer límites y aprender a decir no a compromisos excesivos, así como buscar apoyo por medio de terapia o asesoramiento si es necesario”, recordó.
Por supuesto, el estrés no es lo único que puede afectar tus ciclos menstruales. Otros factores incluyen:
En contexto, si experimentas periodos irregulares durante varios ciclos, siempre vale la pena consultar con el médico o ginecólogo. “Es importante que las pacientes presten atención a sus ciclos menstruales y no descarten las irregularidades como simplemente ‘estrés normal’. Aunque algunas variaciones son comunes, las irregularidades persistentes justifican una discusión con un proveedor de atención médica”, concluyó. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).
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