
Los investigadores han descubierto una estrella enana blanca inusualmente masiva que tal vez se haya formado cuando dos enanas blancas se fusionaron.
Estos objetos son los remanentes pequeños y densos de estrellas próximas al final de sus ciclos de vida, las cuales han perdido sus capas exteriores, dejando solo el núcleo estelar. Son extremadamente densas: según la NASA, una cucharadita de té del material de una estrella blanca pesaría alrededor de 4,000 millones de toneladas.
La mayoría de las enanas blancas tiende a tener una masa alrededor de 0.6 veces la de nuestro sol, pero solo tiene un tamaño aproximado al de la Tierra.
No obstante, una enana blanca recién descubierta resultó ser un misterio para los astrónomos. Según un estudio publicado en la revista Nature Astronomy, la estrella —conocida como WDJ0551+4135— tenía 1.14 masas solares, a pesar de ser más pequeña que la Tierra. Se halló que tenía una atmósfera inesperadamente rica en carbono, con una composición que intrigó a los autores y es más vieja de lo que aparenta, dicen los investigadores.
“Cuando la vimos, no tenía el más mínimo sentido”, dijo en una declaración Mark Hollands, autor principal del estudio y miembro de la Universidad de Warwick en el Reino Unido.
“Identificamos una enana blanca inusual con una atmósfera compuesta de hidrógeno y carbono”, explicó Hollands a Newsweek. “Normalmente, esperaríamos que estos dos elementos estuvieran separados por una capa gruesa de helio, lo cual significa que no hay mucho de este elemento. No se había encontrado antes otra enana blanca que se viera como esta, y nuestro entendimiento de cómo las estrellas individuales se convierten en enanas blancas individuales no predice algo como esto”.
“La única alternativa viable es que WDJ0551+4135 se formó de una fusión. Esto también lo apoya la gran masa —el doble de la media— así como la velocidad rápida de la enana blanca (las estrellas más viejas tienden a moverse más rápido que las más jóvenes), lo cual significa que WDJ0551+4135 es más vieja de lo que parece cuando se considera solo su temperatura”, dijo él.
Según los investigadores, las dos estrellas tal vez alguna vez fueron parte de un sistema binario, antes de, con el tiempo, verse atraídas por la influencia gravitacional de cada una y fusionarse. Ellos dicen que el hallazgo más reciente arroja una nueva luz sobre la evolución de las enanas blancas masivas, así como el fenómeno de las supernovas, explosiones cataclísmicas que a veces ocurren cuando las enanas blancas colisionan con otras enanas blancas.
“Dentro de la Vía Láctea, vemos muchos ejemplos de enanas blancas dobles, algunas de las cuales pensamos que se fusionarán con el tiempo conforme se reduzca su separación orbital”, comentó Hollands. “En algunos casos, la masa combinada será suficiente para suscitar la fuga por fusión nuclear resultando en una supernova, las cuales se observan en galaxias distantes, y se usan para mapear el universo”.
Él continuó: “Aunque no todas deberían explotar, ya que las fusiones menos masivas más bien se unen en enanas blancas muy pesadas. La dificultad es que, normalmente, no es posible distinguir estas masivas enanas blancas fusionadas de aquellas que se formaron a partir de estrellas normales muy pesadas”.
Según los investigadores, WDJ0551+4135 al parecer estaba al borde de la destrucción, que por cosa de nada no estallaba en una supernova.
Los científicos desde hace mucho han pensado que las enanas blancas fusionándose solo producen una supernova si la estrella resultante tiene una masa mayor a la de 1.4 soles, ya que se colapsaría bajo su propio peso. Sin embargo, en la última década ha habido más evidencia para sugerir que las fusiones pueden producir supernovas con masas más pequeñas, alrededor de 1.2 masas solares.
Dado que WDJ0551+4135 pesa 1.14 masas solares, los resultados más recientes podrían dar un límite de la masa en que puede iniciarse la quema nuclear, según Hollands.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek