
El ínclito detective T Perrin, revisaba su siempre caótico archivo en busca de cierto expediente con testimonios notarizados sobre espionaje. Encontró notas sobre su última documentada aventura, cuándo salvó la vida a dos jóvenes mujeres secuestradas por el novio de ambas, golpeador celoso, agobiado escucha, ex agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).
En el viejo Macintosh, María Callas canta el Addio al Passatto, mientras el té de jengibre, recomendado contra los malignos triglicéridos, se enfriaba sin cumplir su cometido.
Encontró varios recortes que daban cuenta de la liberación, con acentos de escándalo. En eso estaba, aún asombrado y divertido por el cúmulo de mentiras y exageraciones periodísticas, cuando recibió la reconocida urgente llamada en la línea privada.
El trato era esperar para contestar hasta el tercer intento. De cualquier forma, le pareció una distracción imperdonable. Contestó hasta el final del acto cuando aplaudió imaginando ver a la diva hacer la consabida reverencia sólo para su persona. Misión cumplida.
Del otro lado, el director del CISEN.
—Doctor Perrin, ¿a qué hora platicamos?
—Si así le conviene, a la misma hora de siempre y, le recuerdo que a pesar de su cortesía, no soy doctor. Nunca terminé el doctorado.
—Será un gusto encontrarlo.
El reporte confirmó lo que ya intuía, ya están en funcionamiento los equipos israelitas: Candirú y Pegasus. Su instalación fue cosa de juegos de niños, se amplió el espionaje sin dolor. De ahora en adelante, se continuará la tradición con óptimo apoyo tecnológico, todo mundo será espiado.
En efecto, los israelitas desarrollaron ambos sistemas de espionaje, ampliamente utilizados en México
El programa de vigilancia, “ciberinteligencia para la estabilidad y seguridad global”, de la empresa israelí NSO (Niv, Shalev y Omni) llamado Pegasus, puede activar secretamente los micrófonos de teléfonos celulares para grabar, extraer mensajes y fotografías.
A la fecha, se sabe de alrededor de 50 mil números telefónicos en el mundo y 15 mil en nuestro país, que han sido espiados, “hackeados”, pertenecientes a reporteros y periodistas, políticos, empresarios, activistas opositores, estudiantes universitarios y académicos, abogados defensores de víctimas, de presuntos criminales y litigantes contra actos de gobierno.
Cualquier opositor real o potencial era escuchado y grabado. Sus perfiles incluían debilidades dónde presionar e información útil para negociar o ejecutar su desaparición.
En la investigación internacional Pegasus Project, participaron diez países bajo la coordinación técnica de Amnistía Internacional y de Forbidden Stories, organización francesa de periodismo libre sin fines de lucro, ahí se reveló que durante la administración pasada, el CISEN, la entonces Procuraduría General y la Secretaria de la Defensa Nacional espiaron ampliamente a alrededor de 15 mil “pollos” u objetos de interés.
En México fueron espiados el famoso “pejePresidente” y su familia, periodistas, activistas sociales, defensores de grupos marginados, dirigentes de partidos políticos, gobernadores y exgobernadores. Se llegó a considerar que quién no era espiado por Pegasus en México, no era realmente relevante para tomarse en cuenta.
Los contratos de México con la israelí NSO [aún no disponibles], se justificaron ampliamente por la necesidad de “prevenir e investigar el terrorismo para salvar miles de vidas alrededor del mundo”. Para combatir el crimen organizado, a los traficantes de drogas, pedófilos y tratantes de personas, que tienen acceso a la más moderna tecnología de comunicación y que es necesario combatir, a como dé lugar.
Israel, como miembro activo de Five Eyes, (en realidad son seis), junto con Australia, Canadá, EUA, Gran Bretaña y Nueva Zelanda considera su obligación poner a disposición de las agencias gubernamentales de combate a la criminalidad estos instrumentos de prevención y cooperación.
Como la serpiente que se muerde la cola, a veces el espionaje se queda en casa.
T Perrin, el detective, encontró en su busca el reporte protocolizado. En él alertó oportunamente sobre la manifiesta y comprobada incapacidad ética y profesional de los responsables de usar Pegasus y Candirú en México.
Ahora en las mañaneras, se desmitifica, se endulzan las denuncias y la corta memoria prevalece por la vorágine de los graves asuntos por resolver. El espionaje, como otros temas de importancia, será bateado a la Fiscalía que se mueve plácidamente a paso de tortuga, para su terapia infinita y eventual deceso.
Los espiados tendrán la oportunidad de espiar. De saber lo que se siente.
Arturo Martínez Cáceres Fimbres
Economista (UNAM – Mención Honorífica) (U de Londres-LSE&PSc). Maestro universitario en México y USA. Escritor. Conferencista.
*Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente las
ideas de Newsweek Baja California.