El gran apagón que paralizó buena parte de la España peninsular este lunes no fue obra de un ciberataque ni un sabotaje externo. Fue, según los primeros indicios técnicos, el resultado de un súbito desbalance en la generación eléctrica, posiblemente proveniente del sector solar, una fuente que hasta ahora se consideraba aliada incuestionable de la transición energética.
Así lo confirmó este martes Eduardo Prieto, director de Servicios a la Operación de Red Eléctrica, quien compareció ante medios para calmar las aguas tras el inesperado incidente que dejó a millones de ciudadanos sin suministro por varios minutos. “No hay indicios de intrusión en nuestros sistemas de control. Fue una caída técnica”, aseguró.
Prieto explicó que el sistema eléctrico sufrió dos eventos casi simultáneos en el suroeste del país. El primero, identificado como una pérdida de generación, fue compensado sin mayores consecuencias. Pero apenas 1.5 segundos después ocurrió una segunda caída más severa que desestabilizó el equilibrio del sistema, generando oscilaciones que derivaron en la interrupción del servicio apenas tres segundos y medio después.
Aunque no se ha determinado con certeza qué tecnología falló, Prieto fue claro al señalar que “es muy posible que la generación afectada pueda ser solar”, subrayando que se trata de una hipótesis aún en revisión. Red Eléctrica ha pedido evitar especulaciones mientras avanza la investigación técnica.
Desde Bruselas, la Comisión Europea saludó la rápida respuesta y descartó riesgos mayores. Paula Pinho, portavoz jefe del organismo, calificó como “una buena noticia” que el incidente no haya sido producto de un ataque cibernético.
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El evento, por su magnitud y velocidad, ha encendido las alertas sobre la estabilidad de las redes eléctricas en el contexto de una creciente dependencia de fuentes renovables. En un momento en que Europa acelera su transición energética, el apagón en España se convierte en una advertencia técnica con implicaciones continentales. N
