
Louis Althusser, enseñó a mediados del Siglo XX que la crítica debe dirigirse contra las ideologías que perpetúan la opresión y la explotación. Eso suena muy bien cuando el cerebro está inundado de hormonas, a la edad de 17 años. De acuerdo con él, la forma de analizar un proceso social o cultural es verlo como una práctica. Introdujo el concepto de «interpelación», una herramienta para analizar la forma en que los individuos se asumen como sujetos de acción social. Argumentó que la crítica debía cuestionar la conciencia individual y colectiva, ya que esta puede estar influenciada por ideologías y estructuras de poder dominantes. Pregonó que la autocrítica era una práctica esencial para los revolucionarios y los intelectuales de izquierda. Althusser sugiere que la autocrítica se dirija hacia las ideologías y prejuicios propios, para evitar reproducir la abominable dominación.
Antes, mucho antes, la autocrítica fue exigida por Rosa Luxemburgo en «La Acumulación del Capital» cuando despreció la falta de autocrítica en la socialdemocracia alemana, a la que consideraba oportunista. ¿Cómo interpelaría a Jorge Álvarez Máynez? Herbert Marcuse en «El Hombre Unidimensional», denunció la falta de autocrítica en la sociedad capitalista avanzada, por desembocar en una praxis represiva. ¿Qué opinaría de la «resurrección de Trump»? En «Cuadernos de la Cárcel», Gramsci destacó la falta de autocrítica en la Internacional Comunista pues, decía, había desembocado en una praxis dogmática y sectaria, desde esa óptica, ¿cómo interpelaría al Foro de São Paulo? En un intento radical por desarrollar la noción de hegemonía de Gramsci, Althusser introduce el constructo de «Aparato Ideológico del Estado» pero enmarcado en la noción de que la ideología debe ser contrastada frente a conocimiento científico bien fundado, no en un repertorio de venganzas. En esa teoría, el Estado organiza un aparato de represión que detenta casi exclusivamente la comunicación social, como lo constatan a diario los exiliados del «humanismo mexicano».
La referencia a Althusser es obligada frente a la «izquierda progresista a la mexicana», que inunda cada espacio de propaganda posible. Movimiento que asaltó el poder público por vías democráticas para centralizarlo inexorablemente, blandiendo esa ideología. Calles, no Althusser, estaría muy orgulloso de «los cachorros de la transformación». Es evidente el proceso parlamentario y judicial para reproducir un clon del Partido Nacional Revolucionario y las tácticas callistas de control de la sociedad civil. ¿Cómo interpelaría Marcuse la creación de ese hegemón unidimensional, por la mera concupiscencia de Mónica Soto, Felipe Fuentes, Reyes Rodríguez, Felipe de la Mata y Alberto Pérez Dayan?
La «autocrítica como praxis de izquierda» resonaba en las arengas del CEU histórico en los ochenta, «producto milagro» que consumieron algunos perplejos de 17 años en el Auditorio Justo Sierra. Con interesada vehemencia, sus líderes reprocharon la falta de «crítica y autocrítica» por las oficinas de la UNAM, hasta que recibieron sus becas para Standford, donde Ordorica y «La Chula» con «A», fueron a pasar «la prueba de la autocrítica» como la Pasionaria. ¡No optaron por la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patrice Lumumba!
Pronto, Ronald Douglas Johnson operará los intereses de su gobierno con esos exponentes del «mexican Global South», o quizás en su contra… Ron deberá entender rápido: todos tienen una irreversible «ADN priista». Se sabe que ese «G.I. Joe» rompió a la Mara Salvatrucha… pobre, ¡no tiene idea del bestiario nacional! Que busque al hijo de Lorenzo Meyer, a Juan Collado, a John Ackerman, a Jorge Castañeda o a Gibrán Ramírez para que le expliquen esta danza de iletrados marxistas, ex corcholatas pendencieras trenzadas una grosera lucha por el poder. Se observará como Ron doma a esos «ornitorrincos ideológicos» cuando les aplique sus manuales de contrainsurgencia. Los mismos que estudió el «Grupo de los 14», que se suponía incorruptible por su origen y formación.
Ron deberá traer a México su copia autografiada de «Negociar bajo el Volcán» y muy una buena traducción de «Breviario de Podredumbre». México será la arena donde probará sus tácticas de comando de ultraderecha atávica y atrabiliaria. Él sabe que Izquierda sin autocrítica es simple demagogia, un mercado capitalista de intereses y resentimientos sin contrapeso republicano o democrático. N
El autor es Doctor en Derecho Internacional (Cédula 4258715), egresado BITAC-DHS, analista estratégico (EC0329 folio 3728223) y educador.