En México, las picaduras de animales ponzoñosos, aquellos capaces de inocular sustancias tóxicas a través de colmillos, aguijones o quelíceros, como los alacranes, arañas y serpientes, se han convertido en un problema de salud pública.
Solo durante 2022 hubo 25,997 casos de intoxicaciones por animales ponzoñosos. En tanto, en 2021 se registró un total de 20,926, indican datos del Histórico Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud de México.
Sin embargo, independientemente de estas cifras, se cree que puede haber un número importante de picaduras que no se registran y que se dan en las zonas serranas y rurales o incluso que se atienden en hospitales privados que no comunican este tipo de accidentes al boletín epidemiológico, considera Enrique Sandoval, biólogo y coordinador general de la Red Internacional de Información de las Intoxicaciones Causadas por Animales Ponzoñosos (Redtox).
La primera condición natural que tiene México para la cría de animales ponzoñosos es el clima, pues este favorece su reproducción. Entrevistado por Newsweek en Español, Enrique Sandoval señala que en la gran biodiversidad que posee el país hay una serie de cadenas alimenticias en las cuales se va favoreciendo que existan y se reproduzcan este tipo de animales.
El experto de Redtox indica que anteriormente se estimaba que los alacranes se encontraban principalmente en la vertiente del Pacífico, desde California hasta Chiapas, con tres entradas en la meseta continental: Durango, Guanajuato y Morelos, principalmente. Sin embargo, explica, hoy se tienen registros de su presencia en todos los estados de la república.
Se estima, además, que una hembra de alacrán puede tener en una camada entre diez y 120 crías. No todas llegan a ser adultas, pero no dejan de representar un extenso problema. Los alacranes se desarrollan prácticamente en los hábitats tanto rural como urbano y suburbano y se puede decir que interactúan con el ser humano por una cuestión de idiosincrasia.
El alacrán se introduce en las casas por dos razones, por refugio y por alimento. Además, si las personas no tienen el cuidado de tener su casa limpia, pueden propiciar que otro tipo de fauna se reproduzca en su hogar, principalmente cucarachas, las cuales son el alimento predilecto de los alacranes.
Las arañas, en tanto, cohabitan con el ser humano de una manera importante, pues muchas veces no son peligrosas e incluso ayudan a controlar plagas de moscas, mosquitos y algunas otras que se introducen en el hogar.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado. Por ejemplo, la araña viuda negra es muy dada a habitar dentro de las casas, principalmente en lugares oscuros y húmedos y que siempre tienen agua, como debajo de los lavabos, lavaderos y en el depósito del baño.
Por su parte, las serpientes están principalmente en el campo y se les encuentra mayormente en lugares donde haya alimento para ellas. Puede ser donde haya roedores, como en zonas de producción de maíz o de caña.
En México existen serpientes del género crótalos, que se les conoce como cascabel; las Bothrops, conocidas como nauyaca; y también está la serpiente de coral. La ventaja es que en el país existen antivenenos para neutralizar el veneno de todos estos animales.
Además de mantener la higiene dentro de los hogares, en el campo se utilizan otros métodos de prevención, como la fabricación de encalaciones. “Esto se hace sobre todo en las casas que son de madera o de algún otro material que no sea el esquema de construcción con concreto”, manifiesta el coordinador de Redtox.
En zonas costeras suele utilizarse el pabellón o mosquitero tanto para los moscos como para evitar que los alacranes o las arañas caigan del techo, pues a veces estos animales están en las vigas o en las tejas de las casas. Adicionalmente, nunca está de más sacudir la ropa de cama antes de dormir.
En caso de un accidente de importancia médica causado por animal ponzoñoso, lo primero es no utilizar remedios caseros y, en cambio, acudir inmediatamente a la unidad de salud más cercana para recibir atención médica.
El biólogo Enrique Sandoval comenta que nuestro país tiene muy arraigado el uso de remedios caseros y se han dado casos en los que, por ejemplo, cuando hay una mordedura de serpiente, la gente de campo utiliza torniquetes. Sin embargo, señala que un torniquete mal aplicado puede llevar a una necrosis del miembro y, en consecuencia, puede haber una amputación que bien se pudo haber evitado.
Adicional a eso, el experto explica que el veneno de los animales ponzoñosos, al entrar en contacto con el ser humano, tiene dos efectos: neurotóxico o citotóxico. Cuando se trata de un efecto neurotóxico se produce una alteración en los canales de calcio, sodio y potasio. Esto afecta tanto el sistema simpático como el parasimpático, y como resultado se presenta una serie de síntomas cardiacos, respiratorios e inflamatorios que, si se complican, incluso pueden llevar a la muerte.
Por otro lado, cuando se trata de un efecto citotóxico, este degrada las paredes celulares del tejido muscular y conectivo (tejido que sostiene, protege y estructura otros tejidos y órganos del cuerpo). En este caso se presentan lesiones muy severas que, si no se atienden en un tiempo adecuado y se complican, pueden desencadenar en amputaciones o en la muerte.
A partir de la problemática de salud pública que representan los animales ponzoñosos, la industria farmacéutica, a través de un grupo multidisciplinario de expertos conformado por médicos, urgenciólogos, toxicólogos, epidemiólogos y biólogos, creó la Red Internacional de Información de las Intoxicaciones Causadas por Animales Ponzoñosos (Redtox).
La iniciativa surgió en México en 2003 como una organización comunitaria, sin fines de lucro, ante la falta de información científica sobre la biología de las especies venenosas, el diagnóstico y tratamiento de las intoxicaciones causadas por estos animales. A través de esta plataforma, los especialistas interactúan con los pacientes con la ayuda de los mismos médicos.
El coordinador de la red comenta que “los médicos, muchas veces, se enfrentan a casos en los que los pacientes llegan a los servicios de urgencia con el espécimen que los ha atacado”. Sin embargo, “el médico en cuestión no es un experto en la identificación de las especies. En casos como este Redtox resulta útil para los médicos, pues a través de la red se pueden poner en contacto con biólogos capaces de identificar el espécimen y, de esta forma, determinar si se trata de una especie venenosa y saber qué faboterápico hay que administrar”.
Enrique Sandoval comparte que durante el último año Redtox ha trabajado en dos estrategias muy interesantes. La primera es la creación de una aplicación gratuita, disponible para Android y iOS, con la que el público en general pode tener acceso a información y recomendaciones para prevenir accidentes por picadura o mordedura de diferentes animales ponzoñosos.
La aplicación, dice, “reúne el conocimiento, apoyo y voluntariado de más de 230 expertos, Laboratorios Silanes, 280 hospitales, así como de la academia a través de la vinculación con más de 50 universidades en México”.
El segundo gran reto, autoimpuesto, es tratar de disminuir la mortalidad ocasionada por el ataque de los animales ponzoñosos. “Nos pusimos el reto de tratar de disminuir la mortalidad al 50 por ciento y hemos detectado que mucha de esta mortalidad se da principalmente en grupos étnicos que no tienen acceso a la información”.
Para lograr su objetivo, el equipo de Redtox tiene planeada la creación de 16 videos en dialectos. “Estamos trabajando con lingüistas que precisamente tienen que estar certificados para que no caigamos en un error en las traducciones y evitar que la información se salga de contexto”, concluye Sandoval. N
