Una de las alegrías más grandes en la paternidad implica el ver a tu bebé aprender a comunicarse y expresarse por sí mismo mientras crece. En esta etapa, los recién nacidos se comunican principalmente mediante llorar y mostrar emociones como sonreír.
Para los adultos, el humor es una de las muchas maneras de conectarse con otros. Por ello es natural preguntarse cuándo puedes compartir sonrisas y ser correspondido por tu bebé.
¿Cuándo empiezan a reír los bebés? ¿Y cuál es la mejor manera de hacerlos reír? Newsweek consulto a los expertos.
Newsweek entrevistó a la Dra. Stephanie Fox, psicóloga y profesora del Instituto de Discapacidades del Desarrollo de Carolina de la Universidad de Carolina del Norte. Explicó que la risa en los bebés se “ve primero en el desarrollo típico alrededor de los cuatro meses”. Luego, “la risa es una respuesta a estímulos puramente sociales (no al estímulo físico) a partir de los seis a siete meses”.
Los recién nacidos pueden sonreír tan temprano como la primera semana de sus vidas. Sin embargo, estas se consideran “sonrisas por reflejo o espontáneas en respuesta a la actividad del sistema nervioso”, y a menudo ocurren durante el sueño.
“La sonrisa provocada en respuesta a estímulos externos” por lo general comienza alrededor de las cuatro a cinco semanas del nacimiento, dijo Fox.
El humor involucra varios componentes neuronales, cognitivos, conductuales y socioemocionales, según explica un estudio de 2012 de Infant Behavior and Development. Esta es una revista revisada por pares y publicada por el sitio web de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
“A pesar de esta complejidad, los bebés sonríen (6 semanas) y ríen (3-4 meses) dentro de su primer año. Y también mucho antes de sus primeros gestos (6-8 meses) o palabras habladas (12 meses). Eso sugiere que estos medios universales de expresión emocional tienen una marcada importancia comunicativa, evolutiva y del desarrollo”, señaló el estudio.
“Los intercambios humorosos entre bebés y padres pueden mejorar sus oportunidades de desarrollar una relación satisfactoria. Esta idea es consistente con la investigación sobre el humor y la calidad de las relaciones en la adultez”, mencionó el estudio.
La Dra. Fox explicó: “Fisiológicamente, la risa de los bebés y el ‘humor’ son una respuesta a una acumulación de tensión seguida por su alivio. Este no es diferente al humor más tarde en el desarrollo”.
En las primeras etapas, cuando los bebés ríen, responden a un estímulo físico, como las cosquillas, los balanceos o hacer trompetillas en sus barrigas.
Pero conforme su risa “se hace más social”, tienden a reírse en respuesta a “rutinas sociales predecibles, rítmicas y emocionantes” —a veces llamadas rutinas sensoriales sociales— con “grandes momentos”, dijo la psicóloga.
Algunos bebés requieren más estimulación, mientras que otros tal vez necesiten enfoques más gentiles y tranquilos para hacerlos reír, mencionó la experta.
La estimulación física y auditiva, como una voz aguda o “maternés” (lenguaje infantil), son maneras de hacer reír a los bebés en sus etapas más tempranas, según Fox.
“Más tarde en la infancia, las rutinas sensoriales sociales, con la acumulación y grandes momentos, tienden a provocar la risa”, agregó.
¿Debería preocuparme que mi bebé no haya empezado a reír? Si tu bebé no ha empezado a reír o sonreír, la primera parada obligada sería evaluar sus sistemas sensoriales, como realizar pruebas auditivas o visuales. Los padres deberían consultarlo con el pediatra, comentó Fox.
La falta de risa dentro del “plazo esperado de desarrollo” —sobre todo en respuesta a estímulos sociales— podría indicar “retraso o discapacidad del desarrollo”, como un trastorno del espectro autista, advirtió la psicóloga.
Los padres deben tener en cuenta que el mencionado plazo esperado de desarrollo es un “plazo” y no una edad exacta. Este puede ser “un plazo muy amplio”, a veces dentro de seis a diez meses, explicó Fox.
Cat Tamminga, coordinadora del Departamento de Educación de Minnesota, le dijo a Newsweek: “Cuando un bebé no ha empezado a reír cuando por lo general debería hacerlo, puede haber muchas razones de ello. Siempre instamos a las familias que lo deriven para servicios de intervención temprana para apoyo sobre cualesquiera preocupaciones”. Y añadió: “Las expectativas de desarrollo pueden ser diferentes de una comunidad a otra, de una cultura a otra, de un país a otro”.
“Los profesionales especialmente entrenados en desarrollo temprano apoyan a las familias a explorar las preocupaciones y hacer recomendaciones para los siguientes pasos. A veces, esto significa servicios para el bebé y la familia”, comentó Tamminga. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)
