
David Bowie fue una estrella pop durante la mayor parte de su carrera, desde la década de 1960 hasta su muerte, en 2016. Fue conocido por su extravagante estilo, su talento como compositor y su capacidad para cambiar en un instante.
Pero Bowie, que murió de cáncer a los 69 años, fue más que un rockero multipremiado que obtuvo varios discos de platino. También era uno de los compositores más cultos del negocio. Tan es así, que en conjunto con una retrospectiva de su carrera realizada en 2013 en el Museo Victoria & Albert de Londres, Bowie creó una lista de los 100 libros que consideraba más importantes e influyentes.
El columnista musical británico John O’Connell vinculó esta lista con la prolífica carrera musical de Bowie. ¿El resultado? Un libro titulado Bowie’s Bookshelf (El librero de Bowie), publicado por Gallery Books.
“Bowie’s Bookshelf se deriva de mi obsesión con la lista y de mi convicción de que esta fue una serie de pistas creadas para los fanáticos, un misterio que debía ser resuelto”, explica O’Connell.
“Los libros describen un camino por la vida de Bowie desde su niñez hasta su adolescencia, y desde la superestrella confundida por las drogas hasta el hombre de familia reflexivo y solitario”.
A continuación presentamos una breve muestra de esta obra (tomada de Bowie’s Bookshelf, de John O’Connell, y reproducida con la autorización de Gallery Books, una división de Simon & Schuster).
LA TIERRA BALDÍA
S. Eliot (1922)
William S. Burroughs fue el primero en relacionar las letras de Bowie con la poesía de T. S. Eliot. En una entrevista con Rolling Stone, Burroughs le preguntó si la canción “Eight Line Poem” (Poema de ocho líneas) del álbum Hunky Dory había sido influida por “The Hollow Men” (Los hombres huecos) de Eliot. Bowie respondió: “Nunca lo he leído”. Sin embargo, es seguro que Bowie fue influido por Eliot. “Goodnight Ladies” (Buenas noches, señoritas), de Transformer, el álbum que Bowie produjo para Lou Reed en 1972, es una frase que se repite al final de la segunda sección, titulada “A Game of Chess” (Un juego de ajedrez) de “The Waste Land” (La tierra baldía), el poema de Eliot. Por su parte, Eliot cita deliberadamente el discurso de buenas noches de Ofelia en Hamlet. El método de Eliot estableció un nuevo protocolo para el plagio: el poeta moderno dialoga con sus predecesores. Bowie también era franco al hablar de cuánto había tomado de otros artistas. “No puedes robarle a un ladrón”, dijo cuando James Murphy, de LCD Soundsystem, admitió haber tomado elementos de las canciones de Bowie.
PASAR
Nella Larsen (1929)
Como esposo de una mujer musulmana de Somalia, Bowie no podía evitar identificarse profundamente con la política de identidad racial. Él e Iman buscaban una casa en Los Ángeles el 29 de abril de 1992 cuando quedaron atrapados en medio de los disturbios que se produjeron tras la absolución de cuatro oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles que habían golpeado salvajemente al taxista afroestadounidense Rodney King. La canción que escribió después, titulada “Black Tie, White Noise” (Corbata negra, ruido blanco), aborda la complejidad de las relaciones raciales, un tema que claramente tenía en mente durante esa época. Passing (Pasar) es la segunda de las dos novelas escritas por Nella Larsen, una enfermera mestiza de piel clara que se convirtió en una de las escritoras clave del Renacimiento de Harlem, el movimiento intelectual de los afroestadounidenses en la década de 1920. El título del libro alude a su tema: “pasar”, cuando un miembro de un grupo racial es aceptado por otro como un elemento propio; cruzar la “línea de color” que Larsen pudo atravesar en su propia vida.
1984
George Orwell (1949)
La visionaria obra maestra de Orwell, escrita en la remota isla de Jura en las Hébridas cuando el autor padecía una tuberculosis terminal, representa la gris y asolada Londres de la niñez de Bowie como la capital de la Franja Aérea 1, una provincia de la mayor superpotencia de Oceanía. Bowie recuerda haber visto el programa británico de ciencia ficción The Quatermass Experiment cuando era pequeño, así que es posible que haya descubierto 1984 al ver la célebre adaptación de la obra, hecha por Nigel Kneale para la BBC y estrenada en diciembre de 1954, estelarizada por Peter Cushing como el héroe Winston Smith. Ciertamente, el libro le dejó una profunda huella psíquica. En 1973, con el descaro de los nuevos famosos, mostró su amor por la obra al urdir un grandilocuente plan para presentarla primero como un musical, y luego como un programa de televisión. Sin embargo, Sonia, la viuda de Orwell, que controlaba los derechos de la obra de su marido, rehusó tajantemente. Este fue un gran problema para Bowie, que se quedó con una gran cantidad de material a medio grabar, el cual no estaba seguro de cómo usar, o si lo usaría algún día.
El resultado fue el álbum Diamond Dogs, para el que compuso canciones como “Big Brother” (Gran Hermano), “We Are the Dead” (Somos los muertos) y “1984”, al tiempo que cambiaba sutilmente el énfasis hasta que el proyecto llegó a parecerse más a una versión de Oliver Twist escrita por William S. Burroughs. La Franja Aérea 1 se convirtió en Hunger City (la Ciudad del Hambre), y los Diamond Dogs retrataban a jóvenes hostiles que vagaban sin rumbo en pandillas y vivían en los tejados, como un eco, quizá, de las historias que Haywood Jones, el padre de Bowie, solía contarle sobre los niños desplazados y dañados por la guerra a los que conoció en su trabajo como publicista para la organización infantil sin fines de lucro Barnardo’s.
SILENCIO: CONFERENCIAS Y ESCRITOS
John Cage (1961)
Una de las mayores influencias en la música de Bowie a partir de mediados de la década de 1970 fue Brian Eno, ex tecladista de Roxy Music. Y una de las mayores influencias de Eno fue el compositor estadounidense y pionero de la música experimental de la posguerra John Cage, nacido en Los Ángeles en 1912. El hecho de que el padre de Cage haya inventado uno de los primeros submarinos es uno de los datos curiosos que pueden encontrarse aquí y allá en Silence, una colección convertida en memorias cuyo diseño juguetón (muchas columnas, textos pequeñísimos, muchísimo espacio en blanco) refleja el desprecio de Cage hacia los conceptos convencionales de armonía y notación. Los hongos, que eran una obsesión para el compositor, afloran repetidamente. Lo mismo ocurre con los eslóganes de estilo vorticista (“No tengo nada que decir y lo estoy diciendo”), listas de preguntas (“¿Qué es más musical, un camión que pasa frente a una fábrica o un camión que pasa frente a una escuela de música?”) y las teorías abstrusas sobre la naturaleza del sonido que anticipan la invención de la música ambient por parte de Eno a mediados de la década de 1970.
DICCIONARIO DE TEMAS Y SÍMBOLOS ARTÍSTICOS
James Hall (1974)
Gracias al diccionario de Hall, los amantes del arte no especializados pueden comprender por qué un cerdo con una campana alrededor del cuello junto a un monje identifica a este último como San Antonio el Grande, y pueden averiguar qué significan los cráneos, los cántaros y las uvas en las pinturas holandesas. A Bowie le fascinaba la potencia de los símbolos artísticos tradicionales. Estos abundaban en sus espectáculos, en las portadas de sus discos y en sus videos. Sin embargo, los utilizó de una manera más cuidadosa y concentrada en los vídeos de “Lazarus” y “Blackstar”. Con la ayuda de Hall, podemos deducir que Button Eyes, el pordiosero con los ojos vendados que Bowie interpreta en ambos, es un santo a punto de ser ejecutado, o un símbolo de ceguera espiritual o moral. Empero, en el video de “Lazarus” queda perfectamente claro lo que significa el cráneo sobre el escritorio mientras Bowie escribe frenéticamente, desesperado por reflejar sus ideas finales en el papel.
En orden cronológico:
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek