
Hablar de estafas financieras es mucho más que hablar de cuentas bancarias vacías. Según un artículo publicado por MasterCard, se prevé que solamente las pérdidas acumuladas por fraude en los pagos en línea a nivel mundial entre 2024 y 2027 superarán los 343,000 millones de dólares.
Más allá de la urgencia en seguridad bancaria y las potenciales soluciones que la industria ofrezca a empresas y particulares, también es necesario hablar acerca del daño neurológico y las secuelas psicológicas que las estafan financieras dejan en sus víctimas. Aquí les comparto tres áreas del cerebro que quedan profundamente marcadas en quienes experimentan el trauma de ser víctimas de este tipo de violencia.
La amígdala es uno de los órganos más sensibles y potentes que posee nuestra estructura cerebral y que compartimos con el resto de los animales. Su función está relacionada con el estado de alerta, el procesamiento del miedo y la intensidad sensorial en sobrevivencia.
Cuando una persona experimenta una estafa financiera hay un enorme impacto en la estructura de gestión de pérdidas del cerebro, que se activa en la amígdala cerebral. Al percibirse la pérdida financiera como una amenaza a la integridad se experimentan altos niveles de estrés sostenido e incontrolable, producto de la hiperactividad de la amígdala.
Entre los síntomas físicos más comunes está el aumento del ritmo cardiaco, dificultad para respirar y presión arterial elevada. La sobreestimulación prolongada de la amígdala puede causar ansiedad crónica y miedo persistente, lo que deteriora la capacidad del individuo para tomar decisiones racionales en el futuro.
La corteza prefrontal es la región ejecutiva del cerebro que tiene como función principal la deliberación en la toma de decisiones y el control de impulsos. Su capacidad de gestión aparece en la medida que el sistema de sobrevivencia se mantiene en calma, por lo que un escenario amenazante reduce considerablemente su capacidad de ejecución.
Cuando una persona se da cuenta de la cantidad de dinero que perdió su corteza prefrontal se ve temporalmente desbordada por una hiperactividad de emociones asociadas con la sobrevivencia (conocidas como emociones de valencia negativa). A partir de ese momento la persona pierde capacidad para tomar decisiones lógicas y evaluar correctamente los riesgos.
La forma como se manifiesta esta disfunción prefrontal es en la rumiación del pensamiento, la incapacidad para recordar lo que ocurrió, el ciclo de vergüenza y autorrecriminación, e incluso tomando decisiones altamente riesgosas con el deseo de recuperar lo invertido. A diferencia de la afectación en la amígdala cerebral, que es intensa pero de corto de tiempo, la afectación de la corteza prefrontal puede durar días y semanas, manteniendo a la persona estafada en estado vulnerable prolongado.
El sistema de recompensa del cerebro está compuesto por varias estructuras que funcionan en conjunto para regular el placer y la recompensa, motivadores intrínsecos expresados a través de la producción de dopamina. La expectativa de recompensa a futuro es un generador de dopamina, pero ante un escenario de pérdida inesperada se produce un desequilibrio del sistema, lo que afecta la capacidad de acción deliberada.
Generalmente las estafas financieras suelen representar pérdidas significativas de dinero ganado a través del tiempo, lo cual afecta considerablemente la autoimagen de la persona frente a su capacidad de gestión financiera personal. Darse cuenta de que hay un punto ciego en su sistema de ejecución capaz de hacer que otros vacíen su cuenta bancaria genera una sensación de desempoderamiento o impotencia aprendida, donde siente que ya no tiene control sobre su vida financiera.
Si no se trata a tiempo el estrés postraumático resultante de la experiencia, la persona corre el riesgo de experimentar un descenso de sus niveles de dopamina producto de la desesperanza y que puede llevar a un cuadro de depresión que empeore su calidad de vida.
Los crímenes financieros en forma de estafas a particulares están a la orden del día. Como vimos al inicio, estamos hablando de una industria milmillonaria a nivel mundial que la banca aún no ha podido solucionar. Por este motivo, la protección más importante está de lado de quienes somos potenciales víctimas. Aquí te comparto cinco consejos que te ayudarán a reducir tu probabilidad de estafa.
Escuchar a tu intuición puede ser crucial para evitar ser manipulado. Las secuelas de las estafas financieras van más allá de la pérdida económica, pues también generan daños importantes en el bienestar personal y el funcionamiento bioquímico del cerebro. Cuando aprendes que lo importante nunca es urgente aprendes que, si alguien te llama con fines de estafa, las decisiones lentas siempre serán tu mejor estrategia para protegerte. N
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Joselyn Quintero es especialista en neurofinanzas, autora de varios libros, conferencista y directora de Armonía F. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.