Los próceres de bronce en Reforma reclaman una nueva vida a manos de restauradores
Publicado el 9 de septiembre, 2019
Los próceres de bronce en Reforma reclaman una nueva vida a manos de restauradores
Requieren restauración: 72 esculturas de próceres, 62 copones con pedestal y 284 metros lineales de bancas de cantera. Foto: Carlo Echegoyen

Un grupo de especialistas inició el proceso de restauración de las estatuas y copones de bronce que escoltan Reforma, la avenida escenario de las protestas más significativas de México.

Con esténcil y pintura rosa, la frase “Las paredes se limpian, las pibas no vuelven” quedó marcada en el pedestal de cantera desgastada que sostiene la estatua de Antonio Rosales, un reconocido militar y funcionario sinaloense, ubicada en Paseo de la Reforma. Este grafiti, que defiende su presencia en la piedra y condena los feminicidios en México, es uno de decenas que han sido pintados, en diferentes manifestaciones, sobre las esculturas de próceres que decoran la avenida desde finales de 1800.

Entre los mensajes que hay en estos monumentos está el llamado a la legalización del aborto en todo el país —en su característico color verde—, consignas contra policías de Ciudad de México acusados de violación, la exigencia por encontrar con vida a los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, además de símbolos de feminismo, de comunismo y de anarquía. Otros incluso tienen la petición, ahora obsoleta, de la renuncia de Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, asentados a unos metros de la estatua de Rosales, un grupo interdisciplinario liderado por la restauradora Mariana Grediaga comenzó desde hace dos meses la limpieza de los pedestales, una tarea que contempla retirar pintas, microflora, polvo y hollín.

Las mujeres y hombres que trabajan en el proyecto están equipados con hidrolavadoras, aspersores, estopa, cepillos y pinzas. Observan, dan vueltas sobre la estructura de piedra que sostiene a Francisco Primo de Verdad, abogado y precursor de la Independencia de México, colocan algún líquido o gel, y tallan. Repiten la operación una y otra vez, y a pesar de sus herramientas llamativas o el ruido que hacen, pocas personas se paran a ver el trabajo que hacen los que limpian las estatuas.

La restauración de las 72 esculturas de próceres y 62 copones con pedestal, así como de 284 metros lineales de bancas de cantera en la avenida es coordinada por la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México y está en manos de la empresa Megarquitectos, que a su vez es supervisada por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Según las autoridades capitalinas, el proyecto contempla tres etapas: la primera consiste en la limpieza especializada, con una inversión de 2.5 millones de pesos; mientras que la segunda y tercera etapa contemplan la restauración y reposición de elementos faltantes, con un presupuesto de 8 y 14.5 millones de pesos, respectivamente.

Las personas que trabajan en el proyecto están equipadas con hidrolavadoras, aspersores, estopa, cepillos y pinzas. (Foto: Carlo Echegoyen)

“Es una primera etapa de intervención y estamos con los 65 pedestales históricos de Paseo de la Reforma, ubicados desde la Columna de la Independencia hasta el Caballito, de Sebastián, pero se va a extender también a otros de los pedestales”, explica Mariana Grediaga.

De las pintas que más cuesta trabajo quitar, explica la restauradora, está el grafiti. En especial uno que es negro brillante, aunque el rojo también es complicado. También se han enfrentado con lechada de cemento en los pedestales que, sospecha, se pudo haber utilizado para tratar de tapar pinturas en lugar de limpiarlas.

Un ejemplo de esta práctica es el pedestal en el que se encuentra la estatua del escritor y político Ignacio Ramírez, conocido como el Nigromante, ubicado a unos pasos del Caballito. En él, las capas de cemento son tantas que la piedra parece haberse ensanchado, el relieve se ha perdido y parece tener una pequeña curvatura.

“Primero hacemos limpieza con vapor porque hay grafitis y lechadas de cemento que se van con eso”, detalla. Si eso no funciona, utilizan disolventes y geles diseñados por el químico del equipo, que fueron previamente avalados por personal del INAH.

También, dice, “tenemos chicles de todos los sabores y épocas. Los que son más viejos se botan solitos con el vapor y a los que son más recientes, si no se quitan, les ponemos algún disolvente. Hay estampas pegadas que también se retiran fácilmente”.

Otro de los factores que hace que la cantera se torne verde es la microflora, ante la que utilizan también vapor y un desinfectante a base de cítricos.

“En general creo que la piedra está en muy buen estado, por lo menos en ese tramo”, señala Grediaga.

Sin embargo, en una de las piezas que el equipo terminó de restaurar se puede observar todavía un halo, casi como un fantasma, de los grafitis que alguna vez marcaron las piedras.

¿DESPINTAR O NO DESPINTAR?

Durante la marcha feminista del pasado 16 de agosto, en la que mujeres exigieron un freno a la violencia de género y castigo a policías acusados de violación, la Columna de la Independencia fue pintada con símbolos, consignas y frases que denuncian los feminicidios en el país y critican la inacción del gobierno.

La Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), anunció que colaboraría con el INAH y otras dependencias federales y de la capital para dictaminar las “afectaciones al patrimonio de Ciudad de México” y comenzar la restauración.

Ante ello, el colectivo Restauradoras con Glitter pidió en un comunicado enviado al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, conservar las pintas hasta que se garantice la seguridad para las mujeres.

“El patrimonio cultural puede ser restaurado, sin embargo, las mujeres violentadas, abusadas sexualmente y torturadas nunca volverán a ser las mismas; las desaparecidas seguirán siendo esperadas por sus dolientes y las asesinadas jamás regresarán a casa. Las vidas perdidas no pueden restaurarse, el tejido social sí”, detalla el texto.

Sin embargo, para el arquitecto Gabriel Mérigo, director de Megarquitectos, es importante preservar el patrimonio cultural que, afirma, pertenece a todos, por lo que se deben retirar lo más pronto posible para evitar grandes daños.

 

 

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