
Una vez más la realidad demostró ser más sorprendente que la ficción. Un equipo de científicos logró desarrollar un antiveneno altamente eficaz al combinar un medicamento ya existente con la sangre de un hombre que ha sobrevivido a cerca de 200 mordeduras de serpientes. ¿Cómo fue posible este hecho insólito?
Tal como ocurre en películas de ciencia ficción donde la sangre de una persona contiene la clave para salvar a la humanidad de un virus o plaga —como Resident Evil: el huésped maldito (2002), Ultraviolet (2006), Soy leyenda (2007) y Guerra mundial Z (2013)—, la ciencia dio un paso similar en la vida real. Los investigadores crearon un poderoso antiveneno a partir de una combinación poco convencional.
De acuerdo con un artículo publicado en Cell, los expertos lograron este avance mezclando varespladib —un fármaco que ya se emplea para tratar intoxicaciones por mordedura de serpiente— con anticuerpos extraídos de la sangre de Tim Friede, un entusiasta de las serpientes que ha sido mordido por especies venenosas en aproximadamente 200 ocasiones.
“Friede también se ha inyectado deliberadamente más de 600 dosis de veneno con el objetivo de reforzar su inmunidad. Gracias a su inusual resistencia, su sangre se convirtió en una fuente invaluable para la investigación”, refiere la revista académica Nature, que retoma el estudio.
Si bien los científicos argumentan que la investigación podría conducir a tratamientos muy necesarios, su dependencia del material de una persona que realizó experimentos peligrosos en sí misma la vuelve “éticamente turbia”.
“No aconsejamos a Friede que hiciera esto y nadie más necesita repetirlo; tenemos todas las moléculas que necesitamos. El veneno de serpiente es peligroso”, comenta el coautor Jacob Glanville, director ejecutivo de la empresa biomédica Centivax en South San Francisco, California.
A tenor del artículo, hoy en día los antivenenos se producen mediante la extracción de anticuerpos generados en animales —como caballos— a los que se les administró veneno de serpiente. Sin embargo, cada uno de estas sustancias solo ofrece protección frente a unas pocas especies. La nueva terapia protege a ratones contra el veneno de 19 especies de serpientes mortales, incluida la cobra real (Ophiophagus hannah).
“Teniendo en cuenta las tecnologías avanzadas disponibles actualmente en inmunología, es inaceptable seguir confiando en estos métodos obsoletos para tratar las mordeduras de serpientes”, afirma Kartik Sunagar, biólogo que desarrolla antivenenos en el Instituto Indio de Ciencias de Bengaluru.
Para tener este nuevo antiveneno, el equipo se centró en la familia Elapidae, que incluye casi la mitad de reptiles venenosos. El veneno de los elápidos contiene péptidos llamados neurotoxinas de cadena corta (SNX) y neurotoxinas de cadena larga (LNX). Ambos tipos se unen a los mismos receptores en las células nerviosas, lo que dificulta la comunicación entre neuronas y puede causar parálisis muscular e insuficiencia respiratoria.
“Posteriormente el equipo recolectó dos viales de sangre de Friede. Aislaron anticuerpos y los analizaron contra un panel de toxinas de serpientes elápidas. Los anticuerpos que se unieron a las toxinas se analizaron posteriormente en ratones a los que se les había administrado veneno de serpiente. Con el objetivo de aumentar la protección contra aún más especies, los investigadores probaron un tercer elemento: varespladib, que inhibe una enzima del veneno de serpiente que degrada el tejido muscular y nervioso”, pormenoriza el texto.
Jean-Philippe Chippaux, especialista en mordeduras de serpientes venenosas e investigador emérito del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sostenible de Francia en París, afirma que el principal desafío para abordar las mordeduras de serpiente no es la eficacia de los tratamientos, sino que a menudo se administran demasiado tarde.
Ahora el coautor del artículo Glanville planea probar el antiveneno en perros mordidos por serpientes en Australia. Primero se les administrará el tratamiento experimental; si no funciona después de unos minutos, se les dará un antiveneno convencional.
“Es importante demostrar que la combinación funciona en la práctica antes de iniciar cualquier ensayo clínico en humanos”, concluye. N