La primera vez que atestigüé la pulsante diversidad sexual que impera en la floresta supuse que estaba alucinando. Tenía 13 años y mantenía un pequeño museo viviente repartido en terrarios que invadían buena parte de la casa materna. Arañas, tortugas, ranas, salamandras y serpientes. Animales, criaturas hermosas (o rastreras, según el gusto) que para mí … Leer más
La primera vez que atestigüé la pulsante diversidad sexual que impera en la floresta supuse que estaba alucinando. Tenía 13 años y mantenía un pequeño museo viviente repartido en terrarios que invadían buena parte de la casa materna. Arañas, tortugas, ranas, salamandras y serpientes. Animales, criaturas hermosas (o rastreras, según el gusto) que para mí … Leer más