
En el calendario festivo del Día de Muertos, el 30 de octubre está dedicado a las “almas olvidadas”. Aunque está señalado que las fechas en que los muertos regresan al “reino de los vivos” son el 1 y 2 de noviembre, hay ofrendas que se colocan en los días previos.
El 30 de octubre se considera el momento para recibir a las personas huérfanas y criminales. Estas personas son tomadas en cuenta porque la tradición dice que no tuvieron a alguien que los despidiera. Por ello, quien así lo desee puede encender una veladora por ellos.
En tanto, la recepción de las almas no solamente son dos días, desde el 28 de octubre se cree que hay almas que bajan a estar en este plano, “ese día se ofrenda a los fallecidos de manera trágica, por violencia o accidentes; el 30 y 31 son días dedicados a los niños que murieron sin haber sido bautizados”, explica el Gobierno de México.
Según el calendario católico designó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos y corresponde a los niños o muertos chiquitos, mientras que el 2 de noviembre es llamado el Día de los Muertos, es decir, todos los adultos.
La tradición de estas fiestas tiene un origen prehispánico, pues los mexicas celebraban a sus muertos después de la temporada de cosecha, entre los meses de septiembre a noviembre. Esta tradición se sincretizó con las creencias de los conquistadores españoles, con ciertas modificaciones, pero con la misma esencia.
En las ofrendas, se coloca ciertos elementos que muestran esta mezcla de creencias, así como el amor que cada familia refleja en los arreglos de cada altar.
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