Una segunda oportunidad fuera de la cárcel
Publicado el 22 de diciembre, 2023
Una segunda oportunidad fuera de la cárcel
Edgar muestra una cicatriz. Se dedicaba a robar hasta que lo encerraron y se dio cuenta de que no quería seguir cometiendo delitos. CDMX. (Joaquín Urrutia Partida)

La serie de fotografías que veremos a continuación forman parte del proyecto “Estanque”, el cual surgió a partir de una profunda reflexión sobre una segunda oportunidad y el estigma que enfrentan aquellos que han vivido la experiencia de la cárcel.

La conexión personal que tengo con un gran amigo, que estuvo en la cárcel por más de tres años y transitó esa realidad, me motivó a explorar las complejidades de sus vidas a través de la fotografía.

Las imágenes están pensadas con la intención de generar emociones fuertes. Utilicé las máscaras como una metáfora del silencio y del miedo, una narrativa que representa la necesidad de ocultarse por el temor a perder una segunda oportunidad laboral o ser juzgados por la sociedad tras salir de la cárcel. Busqué capturar esa dualidad entre la vulnerabilidad y las emociones en imágenes claras oscuras.

El proceso fue largo y delicado, y a la vez muy lento. En primer lugar, me enfoqué en establecer relaciones de confianza, no solo con los expresidiarios, sino también con sus familias. Les expliqué mi intención de desafiar percepciones y fomentar la empatía.

EL ESTIGMA EVITA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD A QUIENES SALEN DE LA CÁRCEL

La protección de su identidad mediante las máscaras fue crucial para que se sintieran seguros al compartir sus experiencias, pero otras personas exprivadas de la libertad se sintieron seguras de sí mismas y no fue necesario utilizar las máscaras.

Quiero que las imágenes generen empatía, permitan a la audiencia ir más allá de las apariencias y comprender las complejidades detrás de cada rostro. Aspiro a que estas historias inspiren reflexión sobre nuestras propias percepciones y prejuicios.

El mayor desafío fue superar la resistencia inicial debido al estigma que rodea a los expresidiarios. Convencerlos de que sus historias merecían ser contadas y que sus identidades serían resguardadas fue un proceso delicado. Sin embargo, al final muchos vieron en el proyecto una oportunidad para romper el ciclo de estigmatización.

Aunque el proyecto “Estanque” —financiado inicialmente por la Secretaría de Cultura de Querétaro— aún está en curso, tengo la intención de expandirlo a otras regiones y seguir explorando las vidas de aquellos que buscan reintegrarse en una sociedad que a menudo no les ofrece una mano amiga. N

LÁGRIMAS, ABRAZOS Y ESPERANZAS

La hermana y Karina se abrazan fuerte mientras rememoran la experiencia de por qué las encarcelaron y sus vivencias en el Cereso femenil. La hermana mayor expresó que debido a la falta de pruebas por parte de las autoridades, perdieron sus vínculos y viven bajo situaciones complejas. Querétaro. (Joaquín Urrutia Partida)
cárcel segunda oportunidad
Karina narra con lágrimas en el rostro su dolorosa experiencia en el Cereso femenil de Querétaro, donde falsamente la involucraron en un delito y la encerraron. Su liberación dio inicio a una nueva vida, pero el mundo ha cambiado. Ella ahora es estilista y quiere tener su propio negocio; pero el miedo le impide tenerlo por sus antecedentes penales. Querétaro. (Joaquín Urrutia Partida)

CON MIEDO, PERO VOLVER A EMPEZAR

Al salir de la cárcel la violencia persiguió a Alberto en la calle y le quitó su dinero. Su familia se alejó. Su delito era ser ladrón, hasta que lo encerraron en el Cereso varonil de Querétaro. A pesar de que su camino es difícil ahora busca salir de la oscuridad y encontrarse con su familia en busca de segundas oportunidades. Vende grabados artísticos, es de la tercera edad y tiene que vivir en un albergue para personas de calle. Querétaro. (Joaquín Urrutia Partida)

“Me falta mi pollito”, solía murmurar la vieja de Román, lamentando la carencia de su apoyo más querido. Durante los días de cárcel de Román, su madre encontraba consuelo en otros de sus chicos, pero nunca en su consentido. Las sombras, esos demonios internos, se alojaban en su ser. Y él, después de haber demostrado que no cometió delito, sentía un alivio que le daba cierta paz a su atormentada conciencia. CDMX. (Joaquín Urrutia Partida)

cárcel segunda oportunidad
El hombre aún arrastra el miedo de ser perseguido por las autoridades después de tantos años entre rejas. Ahora admite que a veces no puede controlar el volante; teme que lo detengan y descubran su historial criminal. Ese miedo persiste en él. Prefiere que alguien más tome el volante, pues enfrentar la carretera o las avenidas es confrontar sus propios demonios. Querétaro. (Joaquín Urrutia Partida)

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Conoce más del trabajo de Joaquín Urrutia Partida en este enlace.

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