
Después de 2020 hemos entrado en un rumbo económico muy diferente, donde las expectativas financieras, sociales, económicas y ecológicas se han reconfigurado. Los temas de cadenas de valor, seguridad de la cadena de valor, despliegue de talento, gestión de recursos naturales y manejo efectivo del flujo de efectivo están en las planeaciones estratégicas de las empresas.
Aunado a esto, las pláticas en 2023 y 2024 van dirigidas a impactos inflacionarios, la nueva gestión de la alianza entre países conocidos como BRICS y el poder económico en términos del Producto Interno Bruto mundial. Para esto debemos de conocer que pertenecer al TMEC nos da ciertas ventajas como país.
Primero hay que considerar que, en términos de manufactura, los países del TMEC integran el 20 por ciento de la manufactura a nivel mundial: Estados Unidos aporta 17.4 por ciento; México, 1.4 por ciento, y Canadá, 1.2 por ciento.
Independientemente de que China solamente es el 25 por ciento de la manufactura mundial, podemos decir que la zona donde operamos como país tiene un potencial destacado. Tan solo la frontera entre México y Estados Unidos genera una economía de 815 billones de dólares con cifras de 2022, un total de 4.4 millones de empleos directos más 6.1 millones de empleos indirectos, y todo esto a través de 58,000 empresas localizadas en esta región.
En 2030 la gestión económica se va a distribuir más en regiones, y la pregunta que nos vamos a hacer en cuestión de cadenas de valor va a ser: ¿qué región es la mejor para desarrollar los productos que queremos? Esta pregunta nos da una perspectiva en la cual, si estamos buscando atraer mayor inversión al país, debemos ponderar como región los retos de infraestructura que limitan el acercamiento de inversionistas, el talento que tenemos, la disponibilidad futura de los recursos naturales, y algo crítico será entender en qué parte de la cadena de valor nos vamos a especializar.
Así también, debemos aceptar que la región TMEC no es proveedora natural de materias primas, la mayor parte de las materias primas vienen de Asia y esto nos pone en una posición donde los tratados internacionales serán algo que deberemos entender y promover con los gobiernos.
Las consideraciones que las empresas de manufactura deberán de hacer serán sobre cinco elementos que, si bien podemos percibirlos como básicos, las estrategias serán a corto plazo con métricos de retroalimentación expedita.
Actualmente las empresas proveedoras de empresas públicas analizan con mayor detalle sus reportes 10Q, 10K o las llamadas trimestrales para entender realmente los problemas que enfrentan más allá de los métricos que debemos de cumplir.
Consideremos que en 2030 estaremos ya operando sobre una nueva economía, sobre un nuevo rumbo económico y orden mundial de cadenas de valor, y que las inversiones por nearshoring serán en nuestro país más por crecimiento orgánico de las empresas actuales y que las empresas grandes buscarán tener mayor proveeduría dentro de la región, no necesariamente dentro del país.
Finalmente, debemos aceptar que el talento y el capital se van a mover a donde tengan mejores condiciones de desarrollo y puedan sentir que hacen un cambio. Los impactos sociales del sector de manufactura en el mundo seguirán siendo elementos principales de las economías de los países. N
—∞—
Luis Manuel Hernández es presidente nacional de Index.