En los ataques suicidas los miembros del movimiento saben a qué hora y dónde explotará la bomba, pero solamente uno conoce cuánto pesa el cargamento en su cuerpo y en su mente. Al llegar a la zona, él sabe que algunos, sin saberlo, tendrán tiempo de salir de ahí y salvar sus vidas, otros se quedarán y serán los cadáveres que los servicios de emergencia recojan y posteriormente sepulten.
El terrorista se sitúa en un lado de la calle donde pueda tener un panorama casi completo de la escena y pueda protegerse de alguna eventualidad. Los minutos previos a la detonación posiblemente transcurren lentos para quien se autoinmolará y con ello cobrará decenas de vidas. Faltan segundos, lleva una de sus manos hacia el botón y una bomba explota.
Los atentados suicidas son cualquier ataque violento en el que un hombre acepta su propia muerte como resultado directo del método utilizado para dañar o destruir al objetivo. Esta clase de ataques ha ocurrido a lo largo de la historia, a menudo como parte de una campaña militar como los pilotos japoneses kamikaze de la Segunda Guerra Mundial, y más recientemente, como parte de campañas terroristas, como los ataques del 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas de Estados Unidos.
Los atentados suicidas se han usado en la lucha asimétrica contra ejércitos regulares o gobiernos en Sri Lanka, Cachemira, Oriente Próximo, Chechenia. Pese a sus diversas lógicas, el islam cuenta con un material simbólico propicio para una manipulación que justifica el “martirio” (suicidio), indica el periodista y politólogo Ricard Gonzáles en su obra ¿Es el terrorismo suicida un arma islámica?
El que muchos hombres, con frecuencia, estén dispuestos a sacrificar su propia vida matando a otros es un fenómeno que se ha convertido en una táctica habitual en Oriente Próximo y que aleja una solución negociada al conflicto entre Israel y Palestina.
Los ataques suicidas van acompañados del llamado “heroísmo bélico”. De acuerdo con el derecho islámico, un atacante suicida podría estar cometiendo al menos cinco delitos cuando perpetra este tipo de ataques: asesinato de civiles, mutilación de sus cuerpos, traición de la confianza de soldados y civiles enemigos, suicidio y destrucción de objetos o bienes pertenecientes a civiles.
El fenómeno de los atentados suicidas es uno de los sucesos más perturbadores en la historia de la guerra. El primer atentado registrado en Oriente Medio fue la destrucción de la embajada de Irak en Beirut en diciembre de 1981. El saldo de la tragedia dejó 27 muertos y más de un centenar de heridos; empero, hasta el día de hoy se desconoce quiénes fueron los autores. Actualmente se considera que pudo ser cometido por el grupo libanés Hezbolá.
En Israel y los territorios ocupados de Palestina, el terrorismo suicida dio inicio en 1992 durante la Segunda Intifada. Para finales de 1993 este recurso era de los ataques más importantes usados por Hamás y la Yihad Islámica.
Los artefactos explosivos utilizados por los atacantes suicidas son de dos tipos, de acuerdo con el sociólogo Franklin Barrientos Ramírez en su estudio El terrorismo suicida: su significado político y religioso:
Artefactos explosivos improvisados (Improvised Explosive Device, IED). Estos a su vez se dividen en tres categorías: maletines o mochilas u otros objetos portados; chaleco o cinturón cargado; y bomba de mano o granada.
Vehículos dirigidos improvisados como artefactos explosivos (Vehicle Borne Improvised Explosive Device, VBIED). Estos pueden ser autos, camiones, aviones (como en el caso de las Torres Gemelas de Nueva York), barcos (USSCOLE en Yemen) o incluso trenes.
Este tipo de ataques cometidos, con frecuencia por hombres religiosos, provenientes del judaísmo, cristianismo e islamismo, está prohibido por dichas creencias; sin embargo, se usa a la hora de combatir al enemigo.
El martirio, para el politólogo David Rapoport, experto en terrorismo, es “la aceptación voluntaria de la muerte para demostrar la verdad”, una creencia constante en los mártires suicidas (en Palestina), donde se considera que cometer un atentado suicida los lleva a la salvación y por ello a tener un espacio cerca de Alá.
A Rajiv Ratna Gandhi o Rajivaratina Gabhi Zindabad, ministro de India, hijo mayor de Indira y Feroze Gandhi, lo asesinó un hombre que portaba un chaleco explosivo. Rajiv Gandhi permaneció a la cabeza del Partido del Congreso hasta las elecciones de 1991. Durante la campaña, un atentado llevado a cabo por una militante suicida del movimiento Tigres de la Liberación de Tamil Eelam LTTE acabó con su vida.
El vuelo 63 de American Airlines. El 22 de diciembre de 2001 se produjo un intento fallido de bomba con zapatos a bordo de ese vuelo. La aeronave, un Boeing 767-300ER (matrícula N384AA) con 197 pasajeros y tripulantes a bordo, volaba desde el Aeropuerto Charles de Gaulle en París, Francia, rumbo al Aeropuerto Internacional de Miami, Florida.
El perpetrador, Richard Reid, autoproclamado agente de Al-Qaeda, fue sometido por los pasajeros después de intentar sin éxito detonar explosivos plásticos escondidos dentro de sus zapatos. El vuelo fue desviado al Aeropuerto Internacional Logan de Boston, escoltado por aviones de combate estadounidenses, y aterrizó sin más incidentes. Reid fue arrestado y finalmente sentenciado a tres cadenas perpetuas más 110 años, sin libertad condicional.
El caso del vuelo 8969 de Air France. Tras sufrir un secuestro el 24 de diciembre de 1994, por parte del grupo terrorista argelino Grupo Islámico Armado (GIA) en el Aeropuerto Internacional Houari Boumediene de Argel, Argelia, los terroristas mataron a tres pasajeros y su intención era estrellar el avión contra la Torre Eiffel en París, Francia. La acción finalmente falló.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (también conocidos comúnmente por los numerónimos 11-S), son los más emblemáticos de la historia reciente. Fueron una serie de 4 ataques terroristas suicidas de corte yihadista cometidos en Estados Unidos el martes 11 de septiembre de 2001 por el grupo terrorista Al Qaeda.
Por la mañana, cuatro aviones comerciales que iban del noreste de Estados Unidos a Los Ángeles y San Francisco fueron secuestrados en pleno vuelo por 19 terroristas de Al Qaeda. Los secuestradores estaban organizados en tres grupos de cinco secuestradores, y un grupo de cuatro.
Cada grupo tenía un secuestrador que había recibido entrenamiento de vuelo y se hizo cargo del control de la aeronave. El objetivo explícito era estrellar cada avión contra un edificio prominente, causando bajas masivas y destrucción parcial o completa de los edificios atacados.
El primer avión en alcanzar su objetivo fue el vuelo 11 de American Airlines. La nave se estrelló contra la Torre Norte del complejo World Trade Center. La Torre Sur del World Trade Center sufrió un fuerte golpe por el vuelo 175 de United Airlines. Ambas torres de 110 pisos se derrumbaron en 1 hora y 42 minutos.
Un tercer vuelo, el vuelo 77 de American Airlines, que había despegado del aeropuerto internacional de Dulles, secuestrado sobre Ohio, fue estrellado a las 9:37 a. m. contra el lado oeste del Pentágono (sede del Ejército estadounidense) en el condado de Arlington, Virginia, causando un colapso parcial de ese lado del edificio.
El cuarto y último avión secuestrado fue el vuelo 93 de United Airlines, en dirección a Washington, D. C. Los pasajeros del avión intentaron recuperar el control de la aeronave de los terroristas y, finalmente desviaron el vuelo de su objetivo previsto. Se estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 a. m. Los investigadores determinaron que el objetivo del vuelo 93 era el Capitolio de los Estados Unidos.
El caso del autobús de Afula es un asunto que recuerda que Oriente Medio es una de las zonas con gran cantidad de atentados suicidas en tiempos de guerra.
El atentado suicida con el autobús de Afula se llevó a cabo el 6 de abril de 1994, en una parada de camión junto a un autobús Egged en el centro de Afula, Israel. Ocho civiles israelíes murieron en el ataque y 55 resultaron heridos. Hamás y la Yihad Islámica reclamaron la responsabilidad del ataque.
Este fue el primer ataque suicida con atentado que llevaron a cabo militantes palestinos contra civiles israelíes en Israel, y se llevó a cabo en represalia por el asesinato de 29 musulmanes mientras rezaban en la mezquita Ibrahimi en Hebrón el 25 de febrero.
Durante la Intifada de Al-Aqsa o Segunda Intifada, una oleada de violencia que se inició en Palestina e Israel, los atentados suicidas fueron al alza y tanto hombres con explosivos o coches bomba, estallaban en distintas regiones de Medio y Próximo Oriente.
Los atentados con explosivos en Tel Aviv, muy numerosos durante la segunda Intifada, el levantamiento palestino de principios de los años 2000, son ahora poco frecuentes; empero, Hamás anunció este lunes 19 de agosto que los reiniciará en suelo israelí.
Los brazos armados de los movimientos palestinos Hamás y Yihad Islámica reivindicaron este lunes en un comunicado conjunto “el ataque suicida del domingo por la noche en Tel Aviv”, amenazando con cometer otros atentados en Israel.
Las Brigadas Ezedin al Qasam y las Brigadas al Qods, brazo armado de Hamás y de Yihad Islámica, respectivamente, afirmaron que “los atentados suicidas en el interior ocupado [Israel] volverán a estar en el primer plano mientras duren las masacres del ocupante (israelí), las operaciones de traspaso forzado de civiles y la política de asesinatos”.
Hamás y Yihad Islámica combaten en la Franja de Gaza al ejército israelí que lanzó una ofensiva terrestre y aérea en el territorio palestino en respuesta a un letal ataque de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre. N
