Estamos a menos de 50 días de la elección presidencial de México y los escándalos se suceden. Las últimas dos semanas han sido generosas en la producción de “asuntos sin precedentes”, como elegantemente los llaman sus protagonistas. Comencemos por el más reciente.
El 10 de abril, la actual presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, ordenó iniciar una investigación en contra de su antecesor en el cargo, el expresidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
En una llamada al noticiero “Por la mañana”, de Ciro Gómez Leyva, el expresidente de la SCJN alegó en su defensa, entre otras cosas, que la investigación en su contra: a) se trataba de un asunto sin precedentes que acusaba intenciones políticas; b) era una denuncia anónima y por lo mismo debió haberse rechazado; c) como la ministra Norma Piña veía que la elección estaba perdida, jugaba una carta desesperada.
El Dr. en Derecho Arturo Zaldívar tenía una carrera judicial intachable. Nominado por el presidente Calderón, se distinguió por privilegiar el derecho ante los intereses políticos con sentencias contrarias a los intereses del presidente Calderón; sin embargo, comprometió su prestigio al convertirse en el cooperador incondicional de su amigo el presidente López Obrador bailando al compás que tocaba el mandatario.
Comenzó por influir en los asuntos jurídicos que le interesaban al presidente; como botón de muestra, en el noticiario de López-Dóriga el activista Miguel A. Meza denunció que el Dr. Zaldívar intervino activamente para tumbar los amparos para detener la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles.
Luego vino a darle cabida a una inconstitucional prolongación de su mandato como presidente de la Suprema Corte, y terminó renunciando al cargo de ministro. Pero su renuncia resultó inconstitucional a todas luces, pues el cargo de ministro de la SCJN es un deber constitucional y una responsabilidad pública. La Constitución establece que solo se puede renunciar por causa grave; y es evidente que la oferta de chamba que le hizo Claudia Sheinbaum no puede considerarse como causa grave.
Así las cosas, lo del asunto sin precedente bien puede hilvanarse con los dos asuntos sin precedentes que él personificó: la extensión de mandato y la renuncia por recibir una oferta de chamba. Lo de influir en las decisiones judiciales no es un asunto sin precedente.
En cuanto al hecho de que es una denuncia anónima, al Dr. Zaldívar parece olvidársele que quien lo balconeó, de costa a costa y de frontera a frontera, fue su amigo, el presidente López Obrador, cuando dijo en “la mañanera”: “Cuando estaba el ministro Zaldívar de presidente de la Corte había más recato; todavía, cuando había un asunto así, de este tipo, nosotros, respetuosamente, interveníamos. Se hablaba con él y él podía, respetuoso de las autonomías de los jueces, pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, proteger a los ciudadanos ante el crimen. Hablaba con el juez y le decía cuidado con esto”.
La declaración en “la mañanera” provocó la protesta de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, que respondió: “Las acciones descritas por el presidente constituyen una clara violación a los principios de independencia y autonomía del Poder Judicial de la Federación”.
El presidente abrió la caja de pandora y la denuncia anónima es anónima en su presentación ante la Corte, pero surge de una denuncia pública hecha por el presidente de la república y solo es el resultado de la comunicación presidencial.
Tanto el presidente como el exministro, en un frenesí autoritario, violaron los usos de la Corte, la independencia de poderes y la Constitución. Las quejas del exministro, así, carecen de un sustento moral y tienen un debatible sustento legal.
Y antes tuvimos otro escándalo, pues el 5 de abril la policía ecuatoriana entró por la fuerza para apresar al ex vicepresidente Jorge Glas, que se encontraba en asilo político dentro del recinto diplomático.
Las redes sociales se llenaron de opiniones en uno y otro sentido, pues se dice que Jorge Glas es un criminal sentenciado, pero no debemos equivocarnos. Ecuador violó la sede de nuestro recinto diplomático y el hecho de que Glas tuviera una sentencia no impide que nuestro país pueda asilarlo políticamente, y quienes sostienen lo contrario están cometiendo un error.
Tanto las misiones diplomáticas (embajadas) como las consulares (consulados) son inviolables de acuerdo con los Tratados de Viena. Lo que si es de notar es que una embajada mexicana nunca había sido violada en ningún otro país. De hecho, la diplomacia mexicana gozaba de un prestigio internacional de primer orden.
Lamentablemente, la invasión a la embajada mexicana es la gota que derramó el vaso de la gestión diplomática lopezobradorista. En esta administración nuestra diplomacia ha obedecido al estilo personal de gobernar del presidente, quién entrometiéndose en los asuntos de los países latinoamericanos se ha peleado con Colombia, El Salvador, Bolivia, Perú, Argentina… Lo más reciente fueron las críticas y acusaciones al proceso electoral de Ecuador.
Su estilo rijoso se ha dejado sentir con el vecino del norte, y ha tenido duelos verbales tanto con legisladores demócratas como con republicanos; también, faltas de atención con el presidente estadounidense, y si esto fuera poco asimismo decidió mandar cartas a Europa. A España le envió una carta en la que exigió que se disculpara por los excesos de la Conquista, y al Parlamento Europeo le mandó otra carta en tono majadero y pendenciero como respuesta a la condena que este parlamento hizo a la falta de garantías para los periodistas.
Ya entrado en pleitos hasta a su favorita, la candidata de Morena a la presidencia, Claudia Sheinbaum, le armó bronca por no ensalzar en el debate los logros de su administración.
Manifestaciones y protestas se acumulan día con día. En la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, el agua contaminada; en Campeche, la policía; en el Zócalo, los maestros. Y mientras el gobierno se empeña en decir que la seguridad está controlada, la cifra de muertes violentas supera los 185,000, y el huachicol crece.
En el ocaso de su mandato, los conflictos se le amontonan al presidente más conflictivo de la historia reciente. Estamos a casi 45 días de la elección presidencial y quizá por todo esto el presidente anda injertado en pantera. Si bien su nivel de popularidad se mantiene por arriba del 50 por ciento, su aprobación disminuye día con día.
Los expertos encuestadores dan la ventaja a Claudia Sheinbaum, pero esta ventaja se está reduciendo. A la fecha, las encuestadoras le dan desde los 12 hasta los 19 puntos de ventaja a Morena sobre el Frente Amplio por México. Esto significa que la ventaja se va reduciendo y en un descuido puede emparejarse.
Las encuestas en este momento registran que una parte importante de los encuestados se ha negado a responder los cuestionarios. De modo que puede haber una variación seria en la votación final. Es decir, se nos podría venir encima otro de los “asuntos sin precedentes”.
Esta debe ser la causa de la irritación presidencial. Falta ver cómo van a reaccionar si las cosas no salen de acuerdo con los deseos presidenciales, por un lado, el inquilino de Palacio Nacional, y por el otro, el sistema.
En otro de los “asuntos sin precedentes”, el gobierno de México, desesperado por recursos, se fue encima de las afores. Un nuevo escándalo se cocina en los corredores financieros. El dinero es de los trabajadores y debería ser heredado a sus deudos. Muchos no lo reclaman por ignorancia y debería haber asesoría para ellos. Pero la voracidad de Morena no entiende de derechos, sino de reclamos; y reclaman nuestro dinero. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.
