Un visitante extraterrestre vive en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York: un pedazo de la Luna. Exhibido a todos los visitantes, el pequeño bloque de roca lunar pasó tres décadas almacenado y reapareció después de un riguroso proceso de seguridad.
La piedra se une a una serie de otros objetos fascinantes en exhibición, desde una ametralladora transformada en guitarra hasta una estatua de bronce que sobrevivió a una bomba nuclear en Japón. Para la gerente de exposiciones de la sede de la ONU, Anne Soiberg-Friedkin, tener un pedazo de la Luna refleja las inmensas hazañas de la humanidad.
La participación de la ONU en temas relacionados con el espacio exterior comenzó en la década de 1950. En 1992, se creó la Oficina de Asuntos del Espacio, Unoosa, con el mandato de garantizar que la explotación del espacio sea pacífica y orientada al beneficio de todos.
La primera misión lunar exitosa, liderada por la agencia espacial estadounidense, la NASA, regresó con aproximadamente una tonelada de rocas lunares, que fueron compartidas en todo el mundo con naciones e instituciones científicas.
En 1969, la ONU dio la bienvenida a los astronautas norteamericanos recién regresados de su caminata por la Luna con una ceremonia de alto nivel.
En la ocasión, el astronauta Neil Armstrong se dirigió a la multitud reunida en la sede de la ONU, subrayando la “esperanza de que nosotros, los ciudadanos de la Tierra, que podemos resolver los problemas de dejar la Tierra, también podamos resolver los problemas de permanecer en ella”.
Sin embargo, las rocas lunares son en realidad solo un préstamo, ya que es ilegal poseer un trozo del cuerpo celeste, explicó Soiberg-Friedkin.
Las normas se establecieron en el Tratado del Espacio Sideral adoptado por la Asamblea General, que entró en vigor en 1967. El instrumento legal declaró que nadie puede poseer el espacio exterior, incluida la Luna y otros cuerpos celestes. Por eso la seguridad de una pequeña parte es tan importante.
Para evitar el robo o el daño a las rocas invaluables, las normas estrictas tienen que ser implementadas como agentes de seguridad presentes las 24 horas del día o monitoreo por cámara.
La roca lunar es otro ejemplo de los regalos que los 193 Estados miembros, individuos e instituciones han ofrecido a la ONU desde su fundación en 1945.
Su colección presenta innovaciones científicas como réplicas del primer Sputnik ruso que cruzó la órbita de la Tierra en 1957 y un tapiz de la Gran Muralla China, que necesitó 26 técnicos, trabajando durante todo un año para ser tejida.
En la sede de la ONU en Nueva York, se exponen más de 240 regalos oficiales, junto con muchos otros donados a la organización. N
