
A la Inversión Extranjera Directa (IED) se le otorgó un papel significativo cuando se dieron los cambios estructurales que llevaron a la apertura de México, en la década de 1980, con la entrada del país en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), y en los años 90 con la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Este, después de una exhaustiva modernización, se convirtió en 2020 en el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC.
La liberalización económica y la apertura de las regulaciones relacionadas con la IED permitieron la entrada de flujos de inversión extranjera, particularmente en la manufactura.
Los parques industriales en México se han alineado tradicionalmente a las políticas relacionadas con la atracción de IED que México ha implementado y han buscado el entendimiento profundo de los elementos fundamentales de coyuntura internacional.
El segundo aniversario del T-MEC, celebrado recientemente, es una oportunidad para reflexionar y hacer un balance sobre los impulsores que han permitido fortalecer la infraestructura inmobiliaria.