La frontera entre Estados Unidos y México se mantiene más tranquila que en años anteriores bajo la administración de Donald Trump, pero sigue sin estar completamente segura, según un alto funcionario de la Patrulla Fronteriza.
Desde su toma de posesión, el 20 de enero, Trump ha implementado cambios significativos en materia de inmigración, principalmente a través de órdenes ejecutivas. Su promesa de “sellar la frontera” ha reducido drásticamente los cruces ilegales, con medidas como la prohibición generalizada del asilo en la frontera y el despliegue de tropas adicionales para fortalecer la seguridad.
En febrero de 2025, los agentes de la Patrulla Fronteriza registraron 8,347 detenciones de migrantes que intentaban cruzar ilegalmente entre puertos de entrada, lo que representa una caída del 94.1% en comparación con febrero de 2024, cuando la cifra alcanzó los 140,641.
A pesar del descenso en los cruces, Sean McGoffin, jefe de la Patrulla Fronteriza del Sector Tucson, advierte que aún queda trabajo por hacer.
“No queremos que nada cruce la frontera: narcóticos, armas, dinero. A veces vemos cosas extrañas como puros cubanos, pero lo importante es que incluso una sola pastilla puede matar”, explicó McGoffin.
El gobierno de Trump ha aplicado estrictas políticas migratorias para frenar la inmigración ilegal. Una de las más controvertidas es la reactivación del Programa de Protección de Migrantes (MPP), conocido como “Permanecer en México”, que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras se procesan sus casos en EE.UU.
Esta política, originalmente implementada en 2019 y reinstaurada en enero de 2025, ha sido clave para reducir los cruces ilegales.
Según Pete Flores, comisionado interino de la CBP, “las órdenes ejecutivas del presidente han permitido alcanzar mínimos históricos en detenciones en la frontera”.
A pesar de la reducción en los cruces, grupos humanitarios advierten que estas políticas pueden empujar a los migrantes a rutas más peligrosas, aumentando el riesgo de traumas físicos o muerte.
Brad Jones, voluntario de la ONG Humane Borders en Tucson, señaló que “los migrantes podrían recurrir a métodos desesperados para cruzar, eligiendo zonas extremadamente peligrosas”, lo que podría generar un incremento en las muertes en la frontera.
McGoffin compartió el lado más humano de la crisis fronteriza:
“Es muy difícil para nosotros. Llegamos a tiempo solo para ver morir a alguien en el hospital o en nuestros brazos. Hemos visto niños abandonados y mujeres que han sido víctimas de abuso. La gente no entiende lo duro que es este trabajo”.
A pesar de la caída en los cruces ilegales, el crimen organizado sigue encontrando formas de operar. Los cárteles han adoptado tácticas más sofisticadas para el tráfico de drogas, armas y dinero, incluyendo el uso de drones para el contrabando.
Trump firmó una orden ejecutiva que designa a los cárteles mexicanos y al Tren de Aragua (organización criminal venezolana) como grupos terroristas.
“Los cárteles no dejarán de hacer dinero. Encontrarán nuevas formas de traficar drogas y personas hacia Estados Unidos,” advirtió McGoffin.
El fentanilo, una de las drogas más letales en Estados Unidos, sigue siendo una prioridad en la lucha antidrogas. Según los CDC, las muertes por sobredosis aumentaron de 52,000 en 2015 a 107,941 en 2022, aunque los datos preliminares de 2023 muestran un leve descenso.
Tanto como California como Texas, son dos entidades de la frontera sur de Estados Unidos tienen distintos enfoques para enfrentar la migración y esto representa disonancias con Washington.
Texas: Su modelo de seguridad fronteriza
El gobernador Greg Abbott ha liderado iniciativas agresivas como “Operación Lone Star”, combinando la Guardia Nacional de Texas y el Departamento de Seguridad Pública para frenar la inmigración ilegal.
“Texas finalmente tiene un socio en la Casa Blanca para asegurar la frontera”, señaló Andrew Mahaleris, portavoz de Abbott.
California: Un enfoque más moderado
Por otro lado, el gobernador Gavin Newsom ha criticado la dureza de las políticas de Trump y ha aumentado el despliegue de la Guardia Nacional para combatir el tráfico de drogas.
“Debemos equilibrar la aplicación de las leyes migratorias con el respeto a los derechos humanos”, afirmó Newsom.
Sin duda los encuentros de migrantes con la patrulla fronteriza han caído debido a los esfuerzos tanto de México como de Estados Unidos, adicionado a una política de inmigración mucho más confrontativa hacia los aspirantes a asilo y refugio da señales de tenerla frontera está más controlada, el problema no está resuelto.
“La frontera nunca estará completamente asegurada, pero con vigilancia y cooperación, podemos mitigar los elementos más peligrosos y buscar una solución sostenible”, concluyó McGoffin. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)
