
Hay que esperar y ver si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impone, como parte de su estrategia, el reconocer ciertos costos para bajar el pago de impuestos a aquellas empresas que regresen a su país o de otras nacionalidades y que decidan reducir los costos de logística para con ello incrementar el número de empleos con base en el pago de hora promedio actual vigente en Estados Unidos.
Los aranceles son una herramienta de negociación actual, la cual consiste no en ejercer una diferencia en precios al consumidor, sino que son amagues para negociaciones políticas, económicas o firmas de acuerdos, los cuales dependerán de la fortaleza, ventajas y forma como estas son contestadas, todo bajo un esquema real de lo que un país posee para el largo plazo.
Un país puede negociar para suspender los aranceles por un periodo, pero se le buscará el lado débil para continuar hostigándolo ante su debilidad de no ver la realidad económica basada en la autonomía y tener su propia tecnología y haber aprendido de otros el cómo construir una máquina, equipo y mercancías, cuyo objetivo es obtener una marca propia para el futuro.
Permanecer en la comodidad de ensamblar productos de otras naciones dista de la buena realidad, pues es una economía golondrina de nearshoring debido a que las empresas hoy buscan los países que les ofrecen reducir costos, primero de impuestos, después de logística, y estar dentro de un mercado de alto consumo y bajo riesgo.
Por esa razón debemos primero comprender qué posee México para poder contranegociar y poder igualar las fuerzas ahora que está amenazado por los aranceles de Estados Unidos.
El argumento de los aranceles a México respecto a un problema de índole de seguridad acusada por el presidente Trump es simplemente un formulismo de declaración, bien estudiada, que no afecta los acuerdos del T-MEC al considerar el tema un asunto de seguridad nacional para Estados Unidos y como un acontecimiento de fuerza mayor.
Estos porcentajes indican que México no tiene el control de lo exportado en 65 por ciento, debido a que son tecnologías con patentes de origen de otros países, es decir, en nuestro país solo se ensamblan. México solo tiene, de hecho, el control en 35 por ciento de lo exportado.
Del total producido por las marcas, 87 por ciento se exporta, y solo queda 13 por ciento en el mercado mexicano. Confirmado que México es un país ensamblador de tecnologías. Del total producido de vehículos de las diferentes marcas, 69 por ciento se envía a Estados Unidos, y del total exportado al mundo, 80 por ciento va al mercado estadounidense.
Hemos de recordar que Estados Unidos importa alrededor de 7 millones de barriles diarios, donde México representa entre el 5 y 6 por ciento del total. Pemex, en el dado caso de que existan aranceles confirmados por un periodo, deberá evaluar el impacto y ofrecer descuentos al precio de la mezcla a las refinerías. ¿Pemex estará preparado para mermar el 24 por ciento de los ingresos de la empresa que provienen de las exportaciones del petróleo crudo?
Hoy, que existe una pausa en los aranceles, México no debe confiarse. Simplemente fue un primer amague de salida en el cuadro de ajedrez, donde el primer ataque ha sido al alfil, que es la empresa del Estado, Pemex, y puso en una encrucijada a la parte de manufactura del sector eléctrico y transporte. Y a ello se suma que podría incrementarse los costos, lo que daría pie a tener un onshoring más rápido de lo previsto por Estados Unidos.
El ensamblar mucho y exportar más de 80 por ciento a un solo país indica que se es un país dependiente de esta nación, y que será muy difícil salir de esa comodidad debido a que se está acostumbrado a que solo te den un manual para ensamblar.
Es importante que las universidades, en conjunto con los empresarios, puedan ahora sí entrelazarse para crear planeas de estudios, que puedan crear mentes que construyan marcas, y que el gobierno actual y futuro dejen de apostar a la seguridad social, debido a que este dinero dado solo sirve en el corto plazo, cuando lo que se requiere son economías fuertes para el futuro.
Los aranceles impuestos entre México, Estados Unidos y Canadá pueden transmitir diversos mensajes desde una perspectiva política, energética, social y de una estrategia de mermar a las economías, cuyo propósito primordial, por parte del país de las barras y las estrellas, es no continuar con un tratado de libre comercio.
El mundo ya cambió, y México no está preparado para una guerra comercial. N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.