El final de 2023 se adhiere al principio del nuevo año. Un año ha terminado y otro comienza. En el intervalo lo mejor de nosotros surge, y condena todo lo condenable que se hizo el año que se fue. Las culpas encaminan los propósitos y esto nos lleva a imaginar una nueva versión de nosotros en 2024.
El yo que surgirá en el nuevo año no fumará, perderá peso aceleradamente, dejará de beber o de pelear o de lo que usted quiera y dejará de ser el yo que nos atormenta para convertirse en el yo que habrá de hacernos libres y plenos.
Se dice fácil cumplir los propósitos de 2024, ¿no? Y al principio lo parece. Sin embargo, nuestros demonios acechan, y poco a poco se van colando en nuestros deseos de cambio. La voluntad flaquea y la que dejó de fumar prende un primer cigarrillo, al cabo qué tanto es tantito, y el que inició la dieta prueba un chocolate, y luego otro. Y al cabo de poco tiempo se reinstalan los hábitos que tratamos de abandonar.
Al respecto platiqué con el Dr. Humberto Nicolini, uno de los autores del libro Genómica psiquiátrica, recientemente publicado por APM Ediciones y Convenciones en Psiquiatría. A continuación, una revisión resumida de sus comentarios.
Lo primero que hay que ver es que los hábitos perniciosos son conductas aprendidas que se han fijado en nuestra mente, y por lo general se orientan a paliar la angustia.
Para explicar esto nos podemos valer del hábito de fumar. Uno de sus componentes primarios es la succión del cigarrillo. Un bebé para mitigar el hambre succiona el pecho materno, y con ello releva la angustia que produce en él la necesidad de alimento.
De esta forma, cuando el fumador succiona, su inconsciente le remite al reflejo de solución de ansiedad que se le condicionó cuando bebé; y la suposición de que esta desaparecerá al succionar es parte de su hábito. Pero si bien fumar es causa de muchos problemas de salud, la causa por la cual el paciente fuma es la angustia que se instala en él por un disparador externo o interno. Así, el motivo por el cual fuma puede tener un sinnúmero de causales y algunas de ellas pueden estar fuera del control del paciente.
Hay una serie de componentes genéricos que te sobrepasan. Algunos vienen condicionados por tu naturaleza, por ejemplo, la proclividad genética a las adicciones, que está documentada.
Hay una serie de genes que determinan que el paciente tiene un alto riesgo de desarrollar adicción. Otro componente ha sido estudiado por algunos grupos estadounidenses, ellos lo llaman el “grip”, que se puede traducir como “el control”. Este se relaciona con el control que tiene el paciente sobre el cambio y su perseverancia. Si nosotros tenemos propósitos para 2024 lo importante es enfocarnos. Así, no es relevante que el paciente rompa sus propósitos; lo medular es que persevere en estos y cada vez permanezca más tiempo sin acudir a las conductas que quiere evitar.
El estudio del control de la voluntad incluye riesgos de entorno, el medio social, urbano, e incluso ecológico en el que el paciente se desenvuelve. Los sentimientos de culpa abonan al conflicto, pues generan ansiedad y naturalmente querremos resolverla acudiendo a los hábitos a los que estamos acostumbrados.
Es indispensable abandonar la arrogancia y abordar el problema con la humildad de quien sabe que quizá necesita ayuda para resolverlo.
Un buen principio será aceptar que tenemos una adicción. Aceptarnos con ella y tratar de desmenuzar sus componentes. Definir las causas reales es bien importante. Puede ser una cuestión social, un hábito aprendido o incluso un riesgo genético. El determinar la causa nos llevará a encontrar una forma práctica y real de resolverlo.
De acuerdo con la etiología de la adicción podemos encontrar muchas soluciones. Puede ser un tratamiento psicológico, farmacológico o hasta quirúrgico. En el caso del sobrepeso, hay fármacos que logran disminuir el peso del paciente de forma sorprendente, y hay tratamientos quirúrgicos, como la bariatría, que al reducir la capacidad estomacal logra que el paciente disminuya su ingesta y reduzca sus índices de masa corporal.
Lograr los propósitos de 2024 puede parecer una tarea imposible, pero si descomponemos el problema en sus partes y acudimos a la ayuda indicada encontraremos formas de resolverlo. Quizá sea una tarea titánica, pero es posible, y al cabo, satisfactoria.
Con esto, agradecido por sus comentarios, dejo al Dr. Humberto Nicolini Sánchez y me pongo a trabajar en cumplir mis propósitos de Año Nuevo.
A ustedes, queridos lectores que nos acompañaron en 2023, les deseo que cumplan sus anhelos al tiempo que doy las más profundas gracias por su lectura, esperando gozar de ella durante 2024. El año inicia con perspectivas diversas e interesantes, las cuales habremos de revisar en nuestros próximos artículos. Muchísimas gracias por su compañía. ¡Feliz Año Nuevo!
Cerramos el año con la amenaza de un conflicto armado en nuestro continente. Como resultado del hallazgo en la Guyana Esequiba de enormes yacimientos de petróleo, Venezuela ha decidido anexarse el sector de territorio de Guyana donde se encuentra la riqueza. Nicolás Maduro ha quebrado la economía venezolana y ahora pretende allegarse estas riquezas para inyectar oxígeno a su economía. La Guyana Esequiba perteneció al Reino Unido y hoy es miembro de la Comunidad Británica.
Ante esto, el Reino Unido ha mandado un buque de guerra a las costas guyanesas, y Maduro ha respondido mandando Más de 5,000 soldados, siete lanchas misilísticas, tres buques armados, tres patrulleros guardacostas, cinco helicópteros y 22 aviones de guerra.
La disputa por el diferendo territorial se encuentra en la Corte Internacional, pero los flemáticos ingleses, y el tropical Maduro, aparentemente están a punto de turrón para el pleito. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.
