El descubrimiento de civilizaciones extraterrestres podría tener efectos desastrosos en la Tierra, pero como resultado de un conflicto geopolítico, no de una guerra interestelar. Hoy en día existe mucha discusión entre los científicos sobre los peligros de enviar señales al espacio y recibir las respuestas, dada la preocupación de que cualquier contacto con extraterrestres sería inevitablemente una mala noticia para la humanidad y podría resultar en que los humanos peleen entre ellos mismos.
Sin embargo, según un artículo publicado en la revista Space Policy, que es una crítica de un estudio anterior sobre los peligros geopolíticos de detectar vida extraterrestre, estos temores son infundados.
“En su artículo de 2022 para Space Policy, Wright et al. critican la afirmación que Wisian y Traphagan hicieron en su artículo de 2020 en la misma Space Policy. Esta sugería que había un riesgo medible de un conflicto inducido por una de las partes por tan solo detectar una señal alienígena en una búsqueda pasiva de SETI, y que posteriormente intentara mantener el acceso exclusivo a esa señal”, dijo a Newsweek John Rummel, excientífico del programa SETI y astrobiólogo sénior de la NASA.
La búsqueda de inteligencia extraterrestre, o SETI (Search for Extra-terrestrial Intelligence), y METI, mensajería con inteligencia extraterrestre (Messaging Extra-terrestrial Intelligence), son organizaciones dedicadas a encontrar y comunicarse, respectivamente, con vida extraterrestre potencial en el universo.
El universo observable, que es el área del universo desde la cual la luz ha tenido tiempo de llegar a nuestro sistema solar, mide aproximadamente 93,000 millones de años luz de diámetro, y tiene alrededor de 100,000 millones de estrellas solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Los científicos esperan que este número absoluto haga que sea estadísticamente probable que otra vida inteligente como la nuestra haya evolucionado en al menos algunos otros planetas dentro del rango de comunicación con la Tierra.
“Hay miles de millones de estrellas en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, y la gran mayoría están orbitadas por planetas. Y hay miles de millones de galaxias en el universo. Sería un milagro que la Tierra fuera el único planeta en todo el cosmos que tiene vida, y no creo en los milagros. Así que es casi seguro que la vida está ahí fuera”, dijo a Newsweek Douglas Vakoch, presidente de METI International.
Sin embargo, no a todo el mundo le encanta la idea de que enviemos nuestra ubicación a las estrellas para que alguien o algo la escuche. Los temores que plantean muchos científicos incluyen los peligros de que una civilización alienígena más avanzada detecte nuestras señales e intente destruir el planeta. Pero, también, que un solo país o Estado detecte una respuesta de extraterrestres y use esa información para su propio beneficio.
Sin embargo, todo esto es poco probable debido a la naturaleza de la comunicación interestelar. “En nuestro artículo argumentamos que el escenario específico que muchas personas imaginan —que la señal contendrá física e ingeniería ‘avanzadas’ que podremos usar para construir nuevas tecnologías, incluso tecnologías militares— es bastante improbable. Y que, aun si sucediera, no hay mucho que los gobiernos puedan hacer para obtener el monopolio de esa información”, dijo a Newsweek Jason T. Wright, autor del artículo de política espacial y profesor de astronomía y astrofísica en el Centro de Inteligencia Extraterrestre de la Universidad Penn State.
“Una señal del espacio estará disponible para cualquier persona en la Tierra con una antena parabólica, por lo que no tiene mucho sentido, por ejemplo, enviar al ejército para hacerse cargo de la instalación de un radiotelescopio”, añadió.
“Los temas planteados [en 2020] representan un problema para la cooperación internacional que puede aplicarse a cualquier avance tecnológico (por ejemplo, armas atómicas, entrelazamiento cuántico, etcérera), no son exclusivos de las búsquedas SETI o METI”, agregó Rummel.
Según Wright, las formas en que las personas reaccionarían ante esa información son difíciles de predecir. Eso significa que los gobiernos podrían pensar erróneamente que enviar al ejército es una buena idea.
“Para evitarlo, argumentamos que debemos asegurarnos de que los legisladores y los funcionarios gubernamentales sepan qué es SETI y entiendan la naturaleza de cualquier señal que se detecte temprano. Existen algunos protocolos que los practicantes de SETI conocen y generalmente intentan seguir, y esto incluye compartir ampliamente los detalles de cualquier señal detectada para asegurarse de que no haya malentendidos”.
Si bien aún no tenemos indicios de vida de extraterrestres, hemos estado enviando señales de radio al abismo desde los albores de la comunicación inalámbrica en la tierra.
“Algunas personas temen que, si enviamos mensajes de radio intencionales al espacio, revelaremos nuestra existencia por primera vez y podríamos abrirnos a una avalancha de extraterrestres hostiles”, dijo Vakoch. “Pero para los terrícolas, es demasiado tarde para esconderse. Nos hemos estado dando a conocer en el cosmos durante un siglo, a través de las señales accidentales de radio y televisión que viajan al espacio a la velocidad de la luz”.
No obstante, el hecho de que aún no hayamos recibido respuesta no significa necesariamente que estemos solos en el universo. “Muchas de esas ideas provienen de la percepción errónea de que hemos estado trabajando duro para detectar vida extraterrestre durante décadas, y que la falta de éxito hasta ahora debe significar que no existen o que se esconden”, dijo Wright.
“De hecho, hasta ahora la búsqueda por radio de vida extraterrestre solo ha arañado la superficie. Es solo en épocas recientes que hemos realizado búsquedas por radio exhaustivas de las estrellas más cercanas en gran parte del espectro de radio, gracias al proyecto Breakthrough Listen. Así que no hay razón para pensar que alguien se está escondiendo; es posible que todos estén a la vista y aún no hemos verificado las estrellas o frecuencias correctas”, añadió. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).
