Al menos 16 personas han resultado heridas durante la represión de la Policía a las nuevas protestas declaradas este sábado en la ciudad iraquí de Nasiriya, en el sur del país, un día después de que el primer ministro, Adel Abdul Mahdi, anunciara su dimisión para aplacar a los manifestantes que exigen la completa renovación de la clase política.
Nasiriya ha sido escenario en los últimos días de violentas protestas que la Policía iraquí ha respondido con munición real, como ha vuelto a suceder este sábado en el momento en que los manifestantes intentaron asaltar la sede de la Policía federal.
Los manifestantes controlan los principales puentes de la ciudad, donde tienen previsto mantener el ritmo de las manifestaciones en las próximas horas.
La decisión de Abdul Mahdi se produce en respuesta al llamamiento a un cambio de líder realizado este viernes por el principal clérigo chií del país, el gran ayatolá Alí al Sistani, según el comunicado.
Así, Abdul Mahdi ha resaltado que “ha escuchado con mucha atención” el discurso de Al Sistani y ha recalcado que “en respuesta” a su llamamiento “y para facilitarlo lo antes posible” presentará al Parlamento una petición para que acepte su renuncia.
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Sin embargo, los manifestantes no tienen intención de quedarse ahí, y exigen una reforma total del sistema político, al que desprecian por su alto índice de corrupción.
Además queda por resolver la tarea de formación de un nuevo Gobierno, una tarea que se antoja larga, dada la lentitud tradicional de la política iraquí, y que podría exacerbar todavía más los ánimos.
